jueves, 2 de noviembre de 2017
¿Pero cómo se hace?
Por Carlos Muñoz-
Aquí está la pregunta del millón. No te imaginas la cantidad de veces que la he escuchado: ¿pero cómo suelto mi expectativa? ¿pero cómo hago para perdonarle? ¿pero cómo hago para traspasar mis miedos? …
Da igual lo que uno sepa, eso no es lo que te faculta para actuar. He visto personas que saben mucho de teoría y son incapaces de aplicarla hasta en las cosas más simples y también he visto a personas que con un conocimiento muy elemental lo aplican de forma impecable hasta en asuntos muy complejos. Por supuesto que el espectro de personas es muy amplio y sólo he hablado de estos 2 perfiles porque dan mucho que pensar…
Ok, el conocimiento no es la clave, aunque siempre vendrá bien. Entonces, ¿dónde está el asunto?
Los seres humanos estamos tan acostumbrados a buscar soluciones complejas a todo lo que nos pasa que la mayoría de las veces no nos damos cuenta que en la sencillez está “el quid de la cuestión”.
La inteligencia que está detrás de todo lo que existe es altamente práctica. Busca siempre soluciones que requieran el mínimo de energía. Pero nosotros no, como sabemos más que esa inteligencia, vamos a nuestro aire y tendemos a sofisticarlo todo. Y el mundo de la Consciencia no es una excepción. Creamos técnicas para todo, incluso para lo que es natural para nosotros. Estamos tan desconectados de nosotros mismos que hasta nos tienen que decir cómo debe ser la relación de pareja, cómo hay que alimentarse, cómo hay que conectarse con nuestra parte divina, cómo respirar, cómo ser unos buenos padres,..
En el camino del autoconocimiento buscamos con ahinco los métodos que mejor se ajusten a nuestra forma de ver las cosas. ¡¡Cuánto tiempo y energía invertida en algo necesariamente innecesario!! Todos los que recorrieron ese camino antes que nosotros dicen lo mismo: NO HAY NADA QUE BUSCAR, NO HAY NADA QUE HACER, YA ERES LO QUE BUSCAS Y SIEMPRE LO FUISTE. Pero nosotros ni caso…
¿Cómo aprendiste a andar en bicicleta? ANDANDO, y si, seguro te caíste unas cuantas veces, forma parte del aprendizaje. ¿Cómo aprendiste a parir? PARIENDO. ¿Cómo aprendiste a ser padre o madre? CRIANDO.
Luego… ¿cómo se hace cualquier cosa? HACIENDO.
Las caídas de la bicicleta fueron necesarias para anclar bien el aprendizaje, así que no esperes que a la hora de soltar expectativas, a la hora de perdonar o a la hora de traspasar tus miedos sea diferente. Hay que remangarse los pantalones y meterse en el fango, es lo que hay… Es una cuestión de actitud, es una cuestión de ser Consciente de qué te impide hacer eso que quieres hacer.
¿Sabes para que te sirven las “caídas”? PARA CONOCERTE. Son lo más importante, el aprendizaje te lo dan los contratiempos, si te permites mirarlos claro…
¿Sabes por qué no hay una única respuesta a “la pregunta del millón”? Porque cada ser humano es único e irrepetible y lo que funciona para uno puede no tener sentido para otro. Es precisamente en las dificultades que te encuentras cuando se te abre la ventana de oportunidad, es el momento de revisión honesta y dejarte sentir lo que sientes, observar tus pensamientos, estudiar que detonan EN TI esos “fracasos”.
¿Entiendes ahora por qué andamos tan perdidos? Porque evitamos a toda costa contactar siquiera con el sufrimiento que nos generan las situaciones difíciles, de hecho intentamos eludirlas. Cuando llegan, ni nos atrevemos a experimentarlas con Consciencia, simplemente retiramos la atención de ahí porque duele (cada cuál con su maniobra de distracción favorita) y seguimos adelante.
Cuando tengas claro qué es lo que tienes que hacer, hazlo, de la mejor manera que sepas y si no resulta, sé consciente de lo que se despierta en ese momento y toma nota. Ahí está la clave. Es tan simple que parece ridículo, pero ahí estás… andando en bici.
Carlos Muñoz
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario