jueves, 2 de noviembre de 2017
Cicatrices.
Por Carlos Muñoz-
Todos sabemos qué es una cicatriz, y de hecho, todos tenemos alguna: accidentes de la infancia, operaciones quirúrgicas, soldadura de hueso, adherencias fasciales, cortes, quemaduras, rasponazos… La cicatriz es la solución que aporta el cuerpo físico ante una desestructuración celular. Aporta células que reparan aquello que se rompió. Cuando todo va bien, la cicatriz es poco voluminosa (lo justo y necesario) y asintomática, pero en ocasiones esas cicatrices se forman de manera anómala (keloides), normalmente sobredimensionadas, con picor, con dolor, etc…
Por otra parte sabemos que nuestro cuerpo físico y nuestra mente no se pueden separar y son la expresión en 2 octavas diferentes de una misma información. Es decir, en nuestro cuerpo físico están plasmadas todas las informaciones de nuestra mente y viceversa. Por lo tanto, ésto nos lleva a pensar que la información que nos aporta una cicatriz está también en nuestra mente. En el cuerpo físico, hubo un trauma físico cuyo impacto generó una desestructuración celular y la biología retornó el equilibrio a la zona a través de la cicatriz. Pero simultáneamente a ésto, el mismo trauma se instaló a otros niveles sutiles.
Si nos fijamos en las cicatrices bien curadas, casi imperceptibles, podemos comprobar que no interfiere en el paso de la energía a través de los meridianos de acupuntura, las células a ambos lados de la cicatriz se comunican de forma normal, tanto a nivel eléctrico como fotónico. En éstos casos se trata de una memoria de un trauma vivido en un ambiente emocional “relativamente relajado”.
Pero cuando las cicatrices son keloides, excesivamente abultadas, pican, duelen, etc, estamos hablando de la EXPRESIÓN FÍSICA DE UN ASUNTO POR RESOLVER (también llamada cicatriz interferente en energética). Aún perdura el conflicto como activo en la mente, y por eso el cuerpo no es capaz de cicatrizar de forma normal, ya que ese conflicto crea una perturbación magnética en la zona.
Recordemos que la vida es fluir y movimiento. Cuando en un cuerpo físico todo fluye correctamente (la sangre, los impulsos nerviosos, los intercambios de información entre células, el aire en los pulmones, el alimento a través del sistema digestivo, etc.) la salud está presente. Pues en la parte sutil de nuestro cuerpo (cuerpo energético, emocional, mental..) ocurre lo mismo, cuando todo está bien hay movimiento fluido de la información. Pero si tenemos un trauma o un conflicto sin resolver, es como una daga clavada, la información queda estancada en algún lugar (que tiene que ver con el conflicto) provocando estancamiento de la información, como cuando una vena se obstruye. Y es por ésto que esa info es muy recurrente en nuestra mente mientras estamos con el conflicto activo. Capta toda nuestra atención porque no circula libremente y no se “metaboliza”.
Acabo de decir que el estancamiento no es en cualquier zona, SIEMPRE OCURRE EN LA ZONA CORPORAL RELACIONADA CON EL ASUNTO.
Por ejemplo, si tienes una cicatriz en un pie, es una memoria de un conflicto que viviste con tu mamá o con tus hijos (el pie es la zona del cuerpo donde se suelen expresar los conflictos con la función materna). Si la cicatriz está bien curada, simplemente es un “recuerdo” de aquello que te pasó en su día. Pero si esa cicatriz te sigue dando guerra mucho tiempo después, estás en pleno conflicto activo con la función materna generando un ambiente poco propicio en el pie para curarse.
Otro ejemplo. Si tienes una cicatriz ósea en la nariz de una vieja fractura que aún te da molestias o algún otro tipo de sensación desagradable, está evidenciándose que tu desvalorización en la sexualidad o ante percatarte de “potenciales peligros” está aún muy presente y requiere revisión (en la nariz suelen expresarse algunos conflictos sexuales o de estar atento al peligro, por una cuestión biológica muy extensa de explicar en este artículo).
Como se puede ver, la zona de la cicatriz nos da una información del tipo de conflicto, pero también el tejido afectado. Puedes tener una cicatriz en la piel, si es superficial, en el hueso, en ligamentos, tendones, músculos, etc. Y cada tejido afectado también nos da información precisa del tipo de conflicto.
En conclusión, somos Conciencia que se expresa a todos los niveles simultáneamente. Y nuestro cuerpo muestra en cada instante lo que nos pasa a otros niveles. Si estamos atentos a los detalles y a las sutilezas, como por ejemplo las cicatrices, podemos conocer aspectos de nosotros que nunca antes vimos. Cuando una cicatriz nos está dando guerra, nos está evidenciando que tenemos trabajo de revisión.
Carlos Muñoz (Software Rojo).
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