jueves, 2 de noviembre de 2017


Matrix mental.


Por Carlos Muñoz-

Casi todos hemos visto la película Matrix y la realidad que proponen, que es bastante tenebrosa. Pero saliéndonos del mundo del cine, Matrix es un término que se emplea con frecuencia en el mundo de la Conspiración para nombrar al sistema que rige nuestra realidad. Pero…¿qué habrá de cierto en que haya algo así como un sistema de control que nos mantiene dormidos, ajenos a lo que realmente ocurre, pensando que estamos despiertos? Echemos una mirada a ésto…

Sabemos que la materia no existe como tal. Gracias a la física cuántica aprendimos que lo que conocemos como materia, en realidad es una interpretación en nuestro cerebro sobre unos campos de energía e información que hay fuera de nosotros. “No hay cuchara” dicen en la peli, nunca la hubo ni la habrá, lo que si hay son constantes interpretaciones de lo que nos rodea. ¿Te imaginas? Nos envuelve una sopa de campos energéticos, la mayoría de ellos escapan del rango de percepción del instrumental de detección construido por los humanos. Ni que decir tiene que los humanos apenas podemos percibir con nuestros sentidos una ínfima parte de todo lo que existe. Dicho de otra forma, NO NOS ENTERAMOS DE NADA. Existen tantos niveles de existencia a los que no podemos acceder que se nos hace imposible comprender el funcionamiento del Universo. Intenta explicarle a una hormiga cómo funciona la Estación Espacial Internacional…, y este ejemplo se queda muy corto comparado con lo que decía antes…

En resumen, no existe nada fuera de nosotros tal y como creemos que es. Pero… ¿y nosotros? Aquí viene el remate a este asunto: TAMPOCO EXISTIMOS COMO NOS IMAGINAMOS QUE SOMOS. Tenemos un cuerpo físico, el más denso de todos nuestros cuerpos que también es una recreación en un cerebro que no existe como tal, de aquello que somos. Siguiendo la lógica anterior, es de suponer que también somos un cúmulo de campos energéticos de diferentes densidades. ¿Ves la paradoja? “Algo” que no existe como cree que existe, se percibe a sí mismo y al resto como algo que no existe como cree. Ésto es raro cuanto menos…

No estoy diciendo que efectivamente estemos viviendo el mismo escenario de la película, pero desde este punto de vista podría ser plausible.

Otra posibilidad sería que cada uno de nosotros seamos pequeñas partes de la Gran Consciencia, y generemos experiencias muy diversas con un fin de autoconocimiento, donde todos somos en esencia lo mismo, viviendo las mismas experiencias desde todos los ángulos posibles. Es decir, todo estaría en la mente de la Gran Mente, como si fuera un sueño multiuniversal. A mí personalmente es la que más me “encaja” de las que contemplo.

En cualquier caso y sabiendo todo ésto, parece mentira que los Seres Humanos todavía estemos en la lucha, en la separación, en la identificación con eso que sabemos seguro que no somos, básicamente porque NO TENEMOS NI IDEA DE QUÉ O QUIENES SOMOS. Defendemos con nuestra vida aspectos como nuestra identidad (por ejemplo) y todo porque tenemos instalada una sensación de SEPARACIÓN con todo lo que existe. Éste es el gran problema. Pensamos el Universo con nuestra limitada mente, que instantáneamente etiqueta todo lo que interpreta. De ahí nace la sensación de separación, de nuestra mente dual. Si el programa Matrix existe, está instalado en nuestra mente.

Entonces, ¿qué podemos hacer para “salir de la Matrix”?

Pues es obvio que con el uso que hacemos actualmente de la mente no vamos bien, así que desde aquí sugiero como estrategia alternativa que sintamos al Universo. Cambiar nuestra mirada al mundo desde la mente al CORAZÓN. Cuando la mente se detiene, aquello que observas pasa a aportarte otra información, esta vez desde la no separación, desde la unidad. Y ahí cambias la percepción del mundo. Ya no lo percibes como algo ajeno a ti, el Universo eres tú y tú eres el Universo. No lo temes porque no te temes, respetas porque te respetas, amas porque te amas. Al sentirte fundido con aquello que percibes, la relación con ello cambia.

Sin duda, conectarte con tu corazón puede ser un buen comienzo para salir de tu cárcel mental. Y con un poco de voluntad y práctica, puedes hacer de ello una forma de vivir.



Carlos Muñoz (Software Rojo).

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