La Medicina Tradicional China, al igual que la japonesa y la tibetana, se sustentan en el hecho de que es posible la transferencia de energía vital tanto entre los distintos órganos del cuerpo como entre seres humanos. Sin embargo, esa convicción no tenía hasta ahora explicación científica. Pues bien, un grupo de científicos estadounidenses y rusos afirma que ese fenómeno se fundamenta en el proceso cuántico denominado “efecto túnel” siendo ello lo que permite que la energía circule libremente a lo largo del cuerpo a través de las cadenas moleculares de proteínas. Se lo explicamos.
Tanto la Medicina Tradicional China como las medicinas japonesa y tibetana se fundamentan en la llamada Ley de los Cinco Elementos siendo la base de gran parte de las terapias y medicinas alternativas que hoy se aplican en el mundo. Es el caso de técnicas terapéuticas tan importantes como la Acupuntura, la Digitopuntura, el Chi-Kung, el Tai-Chi, el Shiatsu o la Kinesiología Aplicada. Es más, la misma ley se emplea en el Feng Shui o arte de equilibrar el flujo de energía en los hogares. Como es también una ley semejante en la que se basa la Medicina Ayurveda hindú. Y aunque algunos lectores tendrán ya referencia de ellas voy a comentarlas brevemente para introducir al resto.
Chi-Kung significa –literalmente- “ejercicio de respiración”. Se trata de un antiguo método de ejercicio y sanación chino basado en la manipulación del flujo vital –chi– para restablecer la energía y centrar la mente. Combina los antiguos principios orientales que ya se encuentran en el yoga con movimientos que recuerdan a las artes marciales: regulación del cuerpo, de la mente, de la respiración, automasaje y movimiento de las extremidades. Su práctica es hoy muy popular en la China moderna al punto de que existen hospitales donde los médicos tratan a sus pacientes “recetándoles” simplemente ejercicios de Chi-Kung específicos para sus dolencias. También se considera un excelente método preventivo de las enfermedades.
El Tai Chi, en cambio, consiste en reproducir a cámara lenta algunos movimientos o katas de las artes marciales con el objetivo de sintonizar con el flujo de la energía vital (chi). Su práctica regular, de influencia taoísta, produce indudables beneficios al mejorar la concentración, el equilibrio y el tono muscular. Se considera una excelente técnica para integrar los hemisferios cerebrales.
Sobre sus orígenes, cuenta la leyenda que un sabio permaneció durante diez años ininterrumpidos en el corazón de la naturaleza dedicado a observar los movimientos de todos los animales de la Tierra, tomó de cada uno un reflejo y compuso un ejercicio de ciento ocho posiciones que, realizado con lentitud y total consciencia, posibilita una resonancia vibratoria con las fuerzas de la vida natural que subyacen en el propio cuerpo. Esa tabla de movimientos precisos otorga al practicante flexibilidad, resistencia y un fluido desarrollo de la atención resultando muy útil para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, artríticas y cancerosas.
En cuanto a la técnica japonesa del Shiatsu –que significa literalmente “presión digital”- se trata de un masaje que consiste en aplicar presión con los dedos sobre puntos y meridianos de acupuntura (terapia de meridianos) para desbloquear la energía acumulada por las tensiones, aliviar los dolores y combatir el cansancio (fundamentalmente se trabaja presionando en forma circular o hacia abajo las yemas de los dedos sobre determinadas zonas del organismo).
Este tipo de masaje se rige por principios similares a los de la Digitopuntura -acupuntura practicada con los dedos en lugar de con agujas- y suele combinarse con respiración, ejercicios físicos y dieta. El Shiatsu no busca pues recolocar los huesos sino que se trata de una medicina energética que estimula el cuerpo y produce una extraordinaria sensación de ligereza además de contribuir a la curación de ciertas enfermedades, especialmente los problemas de columna.
También la Kinesiología Aplicadaque desarrolló el quiropráctico norteamericano George J. Goodheí en 1964 plantea la curación desde una perspectiva holística. Goodheí encontró en la musculatura debilidades que no eran causadas por enfermedades y que no parecían producir atrofias u otras alteraciones. Y a partir de un análisis sistematizado, músculo a músculo, aprendió a conocer la etiología de esas molestias y su relación con cinco parámetros corporales: el sistema nervioso, el linfático, el vascular, el líquido cefalorraquídeo y el sistema de meridianos. Actualmente los kinesiólogos se ayudan de la máquina buscapuntos de la acupuntura y la termocopia o neurocalómetro para establecer sus diagnósticos y “colocar los huesos en su sitio” con lo que resuelven problemas que aparentemente tenían poca relación entre sí.
OCCIDENTE, DE ESPALDAS DE ORIENTE
Pues bien, tras siglos de ignorar a todos esos sistemas de sanación orientales en la última mitad del siglo XX empezaron a extenderse de forma imparable por todo Occidente. Pero de hecho, aun hoy, a pesar de que sólo en Acupuntura hay más de 9.000 investigaciones científicas realizadas, estas disciplinas no han entrado a formar parte del corpus de la Medicina convencional porque la Ley de los Cinco Elementos está basada en la transferencia de energía entre los distintos órganos del cuerpo y ese fenómeno no había podido ser fundamentado hasta ahora por ninguna teoría científica. Aunque hay que decir que la carencia de un soporte teórico de carácter científico que justifique la medicina oriental -y otras disciplinas médicas occidentales, como la Homeopatía o las Flores de Bach- no debería haber implicado su negación por una simple razón de peso: funcionan. Por tanto, negar la evidencia de los miles de millones de personas que aseguran haberse beneficiado de las técnicas energéticas con la excusa de que no hay una explicación “científica” para las mismas es un sinsentido.
Los conocimientos actuales demuestran no sólo que muchos de los “fundamentos científicos” de siglos pasados solo se cumplen en parcelas de la realidad y además dan soporte incontestable al concepto de energía de los antiguos orientales. Hoy la Física Cuántica declara –y nadie lo discute ya- que la “materia” es en realidad energía de naturaleza ondulatorio-corpuscular. Es decir, que puede ser a la vez onda y partícula. Por tanto, no es función de los científicos negar el fundamento de las medicinas energéticas, sino encontrarlo dentro del ámbito del conocimiento científico actual.
Conscientes en todo caso del problema, el actual Gobierno de Pekín –sabedor no sólo de la utilidad de su medicina sino de que la misma puede suponer una importante fuente de divisas- promovió en septiembre pasado la creación de una institución internacional para el “reconocimiento científico” de la Medicina Tradicional China: la Federación Mundial de Sociedades de Medicina China, a cuya presentación asistieron expertos de 43 países. La idea es publicar los estándares científicos cuya carencia ha impedido hasta ahora su oficialización en la comunidad científica internacional. La Federación tendrá sus oficinas centrales en China y fomentará el intercambio científico entre países.
LA LEY DE LOS CINCO ELEMENTOS
¿Y en qué consiste la llamada Ley de los Cinco Elementos? Pues se trata de una ley que se desarrolla sobre la idea de que el ser humano está constituido por cuatro elementos cardinales y uno central: la madera, el fuego, el metal, el agua y la tierra (elementos, por cierto, semejantes a los de los alquimistas occidentales: fuego, aire, tierra, agua y éter que también tienen su réplica en la mayoría de las civilizaciones arcaicas como la de los griegos, los aztecas o los mayas).
Según dicha ley los cinco principales órganos del ser humano resuenan con la frecuencia vibratoria de cada uno de esos elementos. El hígado con la madera, el corazón con el fuego, el bazo y el páncreas con la tierra, los pulmones con el metal y los riñones con el agua.
Y asegura además que la energía vital se transfiere de unos órganos a otros en ciclos diarios y estacionales. Así, la actividad del hígado predomina en primavera y por la madrugada, después la energía resuena en la frecuencia del corazón y desde él llega al bazo y al páncreas para continuar hasta los pulmones y posteriormente ir a los riñones donde termina un ciclo y comienza otro al transferirse el máximo nivel de energía desde éstos al hígado.
Como muchos lectores seguramente conocerán, los canales por los que la energía circula de unos órganos a otros son los llamados meridianos y se manifiestan cerca de la piel. Lo que permite actuar sobre ellos con agujas de acupuntura haciendo posible regular el Chi -o energía vital del organismo- según los ritmos horarios y estacionales.
Cabe añadir que según la medicina oriental la “enfermedad” se manifiesta por el desequilibrio en la transferencia de energía de unos órganos a otros. Es decir, cuando en un órgano se estanca la energía ésta no llega al siguiente y es entonces cuando sobreviene la enfermedad. Y la prueba más palpable de la realidad de esta ley es la cantidad de dolencias que son curadas o aliviadas con acupuntura.
Sin embargo, en el contexto de la Física clásica el fenómeno de movimiento de energía de unas partes a otras del cuerpo no encontraba explicación debido a la característica dieléctrica –o aislante- de los tejidos. De ahí que se calificaran las terapias basadas en la trasferencia energética de “no científicas” con la desvalorización que eso supone en la sociedad en que vivimos.
Por otra parte, hasta ahora la idea de transferencia de energía de unas partes del cuerpo a otras estaba muy ligada en medicina occidental a las pequeñas cantidades de electricidad que circulan por los músculos, las neuronas -cables del sistema nervioso- y las moléculas de ATP –almacén de energía química- pero no se contemplaba nada parecido a unos canales por los que la energía recorriera el organismo.
La constatación vendría de manos de los médicos R. Voll -en Alemania- y J. Tiller -en Estados Unidos- que crearon aparatos electrónicos capaces de medir la diferente resistencia eléctrica de la piel en los puntos de acupuntura. Posteriormente, Konstantin Korotkov desarrollaría en Rusia el Sistema de Bioelectrografía GDV que permite medir los fotones y electrones de la superficie de la piel y sus parámetros cuánticos.
Es bien conocido que en organismos oficiales de Rusia la medicina convencional y alternativa trabajan desde hace tiempo de la mano siendo un criterio totalmente pragmático el que se sigue para la aplicación en cada caso de una u otra medicina. También el Gobierno norteamericano, conociendo que en su país el número de consultas en medicina alternativa ya ha superado las que se hacen en la seguridad social, ha comenzado a intervenir para regular esa situación. En el año 2000 la poderosa FDA aprobó una versión avanzada del aparato de Electroacupuntura de Voll denominado Meridian Stress Assessment-21cuya función es medir los puntos y meridianos de acupuntura. También en ese país se desarrolló un protocolo para diferenciar personas enfermas y sanas con equipos GDV para la medición de la energía humana. El protocolo fue aprobado por el Internal Review Board del NIH (Ministerio de Salud norteamericano) mostrando los resultados que es posible distinguir entre personas enfermas y sanas midiendo su nivel de energía. En Abril del 2002 se reunieron en Maryland científicos norteamericanos y rusos en un congreso organizado por miembros del NIH comenzando a establecer procedimientos oficiales para la medición del campo de energía humano.
Ahora bien, aunque todo ello permitió contar con evidencias experimentales seguía sin encontrarse el soporte teórico que diera explicación a la transferencia de energía que la medicina oriental describe. Pues bien, los procesos de transmisión de energía dentro del ser humano pueden ser ya hoy descritos por modelos mecánico-cuánticos como bien se explica en el artículo científico “Mecanismos biofísicos de transferencia de energía en los sistemas vivos: la base de procesos de la vida”, recientemente escrito por los investigadores Konstantin Korotkov, Berney Williams y Leonard A. Wisneski y que aparecerá publicado a comienzos de año en el Journal of Alternative and Complementary Medicine y en Medline, la base de datos sobre medicina más completa que existe en la actualidad. Un esclarecedor texto que integra las nociones de energía de Oriente y Occidente procurando dar explicación a otros aspectos fundamentales del fenómeno llamado vida. Ofrecemos a nuestros lectores, como primicia, un resumen del mismo aun sabedores de que su contenido será difícil de entender para algunos. Pero es imprescindible darlo a conocer para quienes sí puedan asimilarlo.
LA TRANSFERENCIA DE ENERGÍA
La base de la vida en la Tierra –se dice en el artículo que comentamos- se sustenta en la circulación y transformación de energía en los seres vivos. Y si deseamos incorporar al paradigma científico occidental las ideas de medicina basadas en la noción oriental de transferencia de energía es imprescindible una definición de lo que entendemos como "energía" en relación a los seres vivos. Porque el inadecuado uso del término “energía” ha conducido al mal entendimiento y al rechazo inconsciente de aplicaciones médicas útiles y prácticas. Sin embargo, los últimos conceptos biofísicos cuánticos pueden proporcionar un entendimiento de los mecanismos de transferencia de energía a nivel orgánico en los seres vivos. Estos conceptos establecen una base para la explicación biofísica de las nociones orientales de meridianos de energía, canales y puntos de acupuntura.
La fuente de energía para la existencia de vida en la Tierra están en los fotones solares. Gracias a la propiedad de las plantas verdes de captar fotones del sol, los electrones alcanzan un estado de excitación o de mayor energía. Y los electrones en estado excitado –cargados con fotones- son el depósito principal de energía libre en los procesos biológicos. Esos electrones en estado excitado llegan de las plantas al ser humano a través de la cadena alimentaria y una vez en él circulan libremente por los complejos moleculares de proteínas. El organismo forma un depósito de energía en los electrones así cargados para momentos en que se requieran grandes recursos o un rápido flujo energético como, por ejemplo, en la actividad deportiva. Cuando se realiza trabajo físico o mental los electrones distribuidos en las estructuras de proteínas son transportados allí donde existe demanda de energía y la energía fotónica se convierte en energía química mediante el proceso de creación de ATP que suministra energía para el funcionamiento del organismo donde ésta se necesita. Expliquémoslo paso a paso.
Los electrones de la vida
"Estoy profundamente convencido de que nunca seremos capaces de entender la esencia de la vida si nos restringimos al nivel molecular. Reacciones biológicas de una sorprendente sutileza son desencadenadas por la movilidad de los electrones y pueden ser explicadas sólo desde los postulados de la Mecánica Cuántica"
À. Szent - Györgyi, (Premio Nobel de Medicina 1968).
La misión más importante de un tipo de electrones denominados phien los procesos biológicos se deriva de las particularidades de su estado de energía. La diferencia de nivel de energía entre el estado principal y el estado excitado es aproximadamente igual a la energía de fotón: hν. Gracias a esta característica los electrones phi adquieren la valiosa propiedad de acumular la energía de sol y por eso son llamados "los electrones de vida" (Samoylov, 2001) ya que proveen a los seres vivos de toda la energía que necesitan.
El proceso de los electrones de la vida puede describirse del modo siguiente: los fotones solares son absorbidos por las moléculas de clorofila concentradas en los cloroplastos de las plantas verdes. Al absorber la luz, los electrones de la clorofila obtienen energía suplementaria y cambian de un estado a otro de mayor energía. Un electrón así excitado adquiere una capacidad de vencer la repulsión electrostática y aunque la sustancia próxima tenga un potencial electrónico más alto que la clorofila ésta entrega un electrón excitado a esa sustancia.
Tras la pérdida de su electrón la clorofila queda con una valencia libre de electrones y toma un electrón de las moléculas circundantes. Las sustancias cuyos electrones tienen menor nivel de energía que los de la clorofila servirán como donantes, siendo el agua el donante fundamental de electrones pues la planta los toma de ella y oxida el agua a oxígeno molecular. De ese modo la atmósfera de la Tierra es enriquecida constantemente por el oxígeno. Los electrones excitados son transferidos a lo largo de la cadena de moléculas de proteínas para proporcionar su energía a los procesos metabólicos de las plantas; y, por ende, de los animales cuando éstos se alimentan directa o indirectamente de las plantas.
Y llegados a este punto cabe preguntar: ¿cómo circulan esos electrones excitados de un lugar a otro dentro de los organismos vivos?, ¿cómo traspasan la resistencia eléctrica de los tejidos? Según las modernas nociones físicas de Samoylov y Rubin la transferencia intermolecular de electrones excitados tiene lugar atendiendo al mecanismo del efecto túnel. Se trata de un efecto cuántico descrito ya en 1928 por G. Gamow que explica cómo una partícula -en este caso el electrón excitado- puede escapar de la atracción del núcleo atómico para circular libremente. Para ello necesitaría una gran cantidad de energía, como si se encontrara en un valle rodeado de altas montañas y tuviera que salir ascendiendo por ellas. Sin embargo, cuando su momento magnético alcanza determinado valor el electrón puede escapar del valle sin apenas gasto de energía, como si atravesase un túnel bajo las montañas. Pues bien es merced a ese “efecto cuántico” como los electrones pueden recorrer los tejidos no conductores del cuerpo.
Transferencia de la energía solar a animales y humanos
La clorofila sirve como escalón de transición en el intercambio entre el donante y el receptor de electrones: acepta electrones con niveles bajos de energía y los excita a costa de la energía solar. Posteriormente los electrones energetizados pasan a los receptores -el dióxido de carbono, el agua, nitratos, sulfatos y otras sustancias relativamente simples- creándose compuestos moleculares sumamente complejos: carbohidratos, albúmina, grasas y ácidos nucleicos. Estas moléculas son las sustancias nutritivas principales para los heterótrofos, los organismos incapaces de elaborar su propia materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas. En el curso de los procesos catabólicos -de liberación de energía- se libera la misma cantidad de electrones que la capturada en la fotosíntesis. Los electrones liberados por el catabolismo son transferidos al oxígeno molecular por la cadena respiratoria de las mitocondrias donde la oxidación permite la síntesis de ATP. Esto proporciona un suministro de energía para todos los procesos de la actividad vital en los animales y en los seres humanos. En el lado opuesto del ciclo, las plantas oxidan el agua convirtiéndola en oxígeno molecular tomando electrones de ella. Así, la atmósfera de la Tierra es constantemente enriquecida por el oxígeno.
En la otra parte, el interior de los organismos, las moléculas orgánicas se encuentran activas gracias al intercambio de energía y cargas eléctricas y, por tanto, de información, posibilitadas por los electrones phi no localizados. La no localización es una propiedad cuántica: significa que la nube de electrones es distribuida en cierto modo sobre la estructura entera de un complejo molecular. Esto permite a los electrones phi ser transferidos de una molécula a otra estructuralmente unidas. El fenómeno de transferencia intermolecular fue descubierto por J. Weiss en 1942 y el modelo cuántico-mecánico de este proceso fue desarrollado en 1952-1964 por R. S. Mulliken basándose en el ya mencionado efecto túnel.
Más del 90 % de la energía del sol capturada por electrones phi en las plantas verdes es transferida por ellas a la cadena respiratoria celular en animales y seres humanos. El agua es el producto final de reacciones de reducción-oxidación de este proceso poseyendo la menor energía libre de todos moléculas biológicamente activas. Por tanto, con el agua el organismo aísla electrones agotados de energía durante los procesos de actividad vital.
Conclusión
Los electrones en estado excitado que se encuentran en los sistemas de complejos de proteínas son la principal reserva de energía libre en los procesos vitales. Estos estados excitados provienen de la circulación de electrones en la biosfera. La principal sustancia soporte es el agua y la fuente de energía el sol.
Debido al “efecto túnel” los complejos de estructuras proteicas bajo la piel crean canales de conductividad eléctrica que puede ser medida en los puntos de acupuntura. Estos canales pueden ser asociados con los meridianos de acupuntura.
En otras palabras, “la noción de transferencia de energía característica de la medicina de Oriente y ajena a la mayoría de las personas con una educación europea puede asociarse con el transporte de electrones en estado excitado a través de los complejos moleculares proteicos”.
COMENTARIOS AL ARTÍCULO
Hasta aquí el resumen del artículo (quienes deseen leer el texto original lo encontrarán en www.kirlianyciencia/union/documentos/energytransfer.htm) del que llama la atención la sorprendente relación entre los conceptos de la Biofísica occidental en él descritos y las teorías de los médicos chinos y alquimistas europeos.
Y es que en el proceso de transferencia de energía entre seres vivos en él descrito intervienen cinco componentes claramente relacionados con los elementos de la antigüedad. Podríamos decir que para crear materia orgánica y, por tanto, vida...
-La clorofila de la planta representa al elemento madera.
-La madera es la encargada de recoger los fotones de luz: el fuego.
-Y capturarlos en los electrones representados por el metal (conductor de electrones).
-Estos electrones son donados por el agua que absorbe la planta.
-La planta recoge también elementos químicos de la tierra y el aire.
-Utilizando la energía de los fotones la planta crea materia orgánica –madera- y oxígeno con lo que el ciclo se cierra.
Este es un proceso anabólico, según la química, o generativo según la medicina china.
El proceso inverso sucede cuando:
-La materia orgánica, la madera, arde.
-Liberando fotones: la luz del fuego.
-Entrega las cenizas a la tierra.
-Desprende electrones –metal- en forma de iones y anhídrido carbónico al aire.
-Y vapor de agua a la atmósfera.
Siendo éste un proceso catabólico o un “ciclo destructivo” según la medicina china.
En suma, cuando comemos frutas y verduras frescas o tomamos medicamentos de origen vegetal estamos alimentándonos literalmente de luz, de fotones en su estado más puro y abundante. Empero, al procesar los alimentos -alejándolos del vegetal fresco original- los fotones se van degradando y la riqueza de luz contenida disminuye. Cuanto más procesamos y elaboramos por tanto los alimentos, cuanto más los combinamos con aditivos más pierden sus propiedades lumínicas originales. Posiblemente no sea necesario llegar al extremo de negarse a consumir un solo alimento envasado, una ración de carne o un paracetamol pero sí es conveniente tener presente de dónde proviene la fuente de la vida: de la luz captada por los vegetales y del agua, contrapunto de la luz, que recicla los electrones gastados y ya sin luz, función que no cumplen los refrescos envasados.
Los complejos moleculares de proteínas creados a partir de la luz parecen ser, pues, los caminos internos de los seres vivos por los que la luz circula activando esa danza eterna de los elementos que sustentan la vida. De esta forma tan simple se describe el proceso de creación y destrucción de vida orgánica en nuestro querido planeta. A partir de tan sencillo esquema observamos que la vida se forma a partir de la luz solar y la materia orgánica que soporta la vida no es más que un conjunto de moléculas especializadas en capturar, transportar y almacenar la luz que las crea.
¿Y qué función tiene el hombre en el esquema de la vida? El hombre se encuentra en el vértice de complejidad de la pirámide de la vida orgánica en cuya base se hallan los vegetales que capturan la luz. El ser humano necesita para subsistir alimentarse de vegetales a fin de asimilar su luz. Quizás nuestra función, como seres vivos más complejos -y conscientes-, sea la de administrar y expresar dicha luz a través de nuestros actos para el equilibrio del planeta y el beneficio de todos los seres vivos.
Probablemente los antiguos sabios conocían más de lo que suponemos y las leyes de los elementos sean un lenguaje simbólico que encierra los mecanismos de la existencia en la Tierra. Llegados a este punto cabe preguntarse dónde se encuentra la inteligencia que regula y mantiene funcionando este prodigioso sistema. La Ciencia está descubriendo, como ya hemos visto en artículos anteriores, que la luz es portadora de información, una información coherente que ordena las estructuras de la vida. ¿Qué será lo próximo por descubrir?
Sabemos que existen cuatro fuerzas fundamentales: la gravedad, la interacción fuerte, la interacción débil y la fuerza electromagnética. Bueno, pues probablemente la clave de su interacción se halle en una quinta fuerza: la información. En ella estaría la respuesta a por qué en determinados momentos predomina la atracción del núcleo y el electrón queda sujeto al átomo mientras en otros el electrón circula libre por los canales del cuerpo. En ella encontraríamos respuesta también al hecho de que situando una aguja en un determinado punto de la piel equilibremos al organismo. Esa aguja sería una “señal de circulación” que modificaría el recorrido de los electrones a lo largo de los canales del cuerpo. Quizás ese sea el motivo de algo que conocen bien los acupuntores: cuanto más precisa sea la información que con las agujas entregan al organismo, mejores son los resultados.
Se especuló mucho con que la llegada de la Física mecánico-relativista cambiaría la visión que tenemos del universo y aun la propia existencia humana; y así ha sido en el campo de la Física a través de la electrónica y los semiconductores. Sin embargo, este cambio de paradigma aún no ha calado en la Biología y la Medicina universitarias. Y es que si bien conocemos y aplicamos las propiedades cuánticas de la materia inerte no hemos llegado a hacer lo mismo con los seres vivos. ¿Disponemos acaso de una explicación científica de fenómenos como el pensamiento y el sentimiento? Posiblemente reconociendo al ser humano como un sistema cuántico descifraríamos claves de fenómenos tan importantes e inexplicados como los desarrollados por la psique humana. Del mismo modo que la Física newtoniana está especializada en el nivel material la Física cuántica lo está en el energético y es posible que ciencias como la Psicología o la Medicina adquieran mucha mayor precisión conforme el modelo cuántico del universo se aplique al estudio del hombre. La mayor parte de los secretos que aun encierra el ser humano se encuentran en su campo de energía y la mecánica cuántica permite investigarlo desde el método científico. De hecho, podemos adelantar que aplicando fórmulas cuánticas a fotos de campos de energía humanos se están midiendo estados psicofísicos de las personas tales como el nivel de estrés, la capacidad de resistir el esfuerzo, la capacidad de concentración, el índice de salud o el nivel de vitalidad. Hablaremos en próximos artículos de ello.
DSALUD
sábado, 17 de julio de 2010
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