Hola amigos continuamos hoy con la excelente entrevista realizada al Dr. Jorge Carvajal prestigioso médico de renombre mundial, quien se dedica desde hace décadas a la investigación y desarrollo de terapias encuadradas en el ámbito de la Bioenergética. Terapias en las que utiliza láseres de baja frecuencia para desbloquear y reequilibrar los centros energéticos a través del sistema retículo-endotelial favoreciendo así la conexión celular. Un método tan poco conocido por la comunidad médica como efectivo. Pero lo que más destaca de este excepcional filósofo de la Medicina que un día se hizo cirujano es la filosofía que sobre la vida, el hombre, el mundo, el universo y, por ende, la Medicina, posee.
¿Que tipo de patologías trata más frecuentemente con Bioenergética?
En general, todas las enfermedades crónicas son susceptibles de mejorar con la Bioenergetica. La mejor terapia es la que le sirve a nuestro paciente, cualquiera sea su nombre o su procedencia. Son preguntas cuyas respuestas son más importantes para la Bioenergética que el tipo de enfermedad sufre el paciente. Una enfermedad no es una entidad con existencia propia, forma parte de alguien y ese alguien nos importa mucho más que la “entidad nosológica” de la enfermedad.
¿Según últimas tendencias la enfermedad no sería sino la manifestación de conflictos emocionales, pero sin eliminarlos, puede haber sanación real y duradera?
Curar tiene que ver con el alivio de los síntomas. Sanar se refiere a rescatar la integridad aprendiendo la lección del evento físico, emocional o mental que origina la desarmonía. Más que modificar o eliminar el conflicto emocional se aprende la lección de éste revelándose como un maestro. Cuando aprendemos la lección ya no hay conflicto puesto que lo que eran opuestos ahora son complementarios. Se restablece la armonía interior cuando somos aprendices pues el médico interior, el verdadero sanador, es siempre un aprendiz.
Así, es posible estar sanos aunque tengamos alguna enfermedad y es posible seguir enfermos aunque nos hayamos curado de algún mal por la supresión o eliminación de un conflicto emocional; y es que la eliminación o modificación de éste, aunque nos libere momentáneamente de los síntomas, no nos libera de su repetición si no hemos aprendido la lección.
Sanarse es aprender; de la misma manera en que el sistema inmune aprende la lección de los gérmenes, nuestra conciencia aprende la lección que nos trae los conflictos emocionales. Las enfermedades pueden ser reediciones o reiteraciones del mismo conflicto emocional básico de nuestra infancia por lo que hasta que no aprendamos realmente la lección, estamos condenados a reeditar la fricción del conflicto en el seno del cuerpo.
Es tan importante la auténtica sanación emocional que en más de veinticinco años de práctica clínica he llegado a la convicción de que en el núcleo de la inmensa mayoría de las enfermedades crónicas existe un conflicto emocional no resuelto.
¿Cuánto tarda el órgano en recuperarse cuando se aplican la Bioenergéticas?
Aunque los síntomas físicos tarden en aparecer, un shock traumático emocional que se vive sin la protección amortiguadora de una red de soporte emocional adecuada incide sobre la energía y la función del órgano respectivo así como en su representación cerebral inmediatamente. Asimismo, la terapia adecuada incide sobre toda la cascada de eventos relacionados con la enfermedad de una manera sincrónica.
Esto no quiere decir que siempre sea posible la restitución anatómica pues existe un status de no retorno en el cual las lesiones asumen el carácter de irreversibles. Siempre es necesario un sustrato, un cerebro para procesar y transmitir las señales, una reserva orgánica para sostener las funciones.
Por tanto, aún con el estímulo energético adecuado muchas enfermedades crónicas no remiten aunque se puedan presentar mejorías en su evolución y pronóstico. El tiempo de respuesta varía en función del tipo de estímulo y la condición del paciente pero va desde el efecto inmediato hasta el que se instala lenta y progresivamente en el curso de varios meses.
En casos excepcionales hemos visto la restitución anatómica allí donde nuestros conocimientos médicos convencionales decían que era literalmente imposible; lo que nos revela que más allá de materia y energía hay un lugar de la conciencia en el cual la enfermedad por avanzada que esté, puede ser reversible. Este es el territorio de la sanación espiritual, en el que el alma del paciente, el sanador interior, es el actor principal.
¿Es cierto que el corazón es el gran regulador de los ritmos biológicos y que el cerebro y todo el funcionamiento orgánico se adecua a este órgano?
El corazón produce un campo electromagnético cinco mil veces más potente que el del cerebro. Este campo es la onda portadora de todas las demás actividades eléctricas, lo que explica que en condiciones de registro adecuado el electrocardiograma se pueda captar en cualquier parte del cuerpo. Así, por ejemplo, en la cabeza se puede captar el electroencefalograma como una pequeña oscilación que “va a caballo” sobre la onda electrocardiográfica.
En el abdomen de la mujer gestante se podrá registrar el electrocardiograma de la madre y, por encima, el del feto. El grado de coherencia de la actividad cardiaca, medida por la variabilidad de frecuencia en el tiempo, es hoy una medida objetiva de estados interiores. Así, un estado genuino de amor impersonal produce una mínima variabilidad de la frecuencia cardiaca con una máxima coherencia que, a su vez, se refleja en una capacidad incrementada para actuar sobre otros sistemas vivos.
En ese estado de coherencia interior, el amor impersonal se manifiesta en la capacidad de sanar. Los investigadores norteamericanos de estos fenómenos -los cuales no son propiamente alternativos- han llamado al corazón “el oscilador eléctrico maestro”.
Al parecer, el bazo es un gran acumulador de energía, quizás el más importante que tenemos. Pero, además del bazo, ¿hay algún otro órgano especializado en procesar la energía? Y que pasa si se extrae el bazo?
El Prana o Energía Vital entrante al sistema pasa a través de los chakras del bazo adecuándose a la frecuencia de cada uno de los chakras o centros mayores de energía. Los chakras- palabra sánscrita que significa rueda- son, como usted sabe, los vórtices energéticos que captan y distribuyen la energía etérica por el organismo.
Pero cuando hablamos del bazo, como de cualquier órgano en medicina Bioenergética, no solo nos referimos a su componente físico sino básicamente a la unidad etérica. Un órgano extirpado sigue teniendo existencia desde el punto de vista energético; por eso se puede experimentar dolor en un miembro amputado y es posible tratar con un color o un sonido la contraparte etérica del miembro u órgano faltante y mejorar situaciones clínicas como el síndrome del “miembro fantasma”.
De hecho, todos los átomos del organismo se renuevan. A pesar de lo cual, la memoria de la función y la distribución- el patrón de organización -permanece. La memoria de nuestro cuerpo está en el campo de energía etérico y este- mientras vivamos -mantiene la plantilla o molde que permite la constancia de la distribución y ordenamiento de las energías en su seno.
¿Los canales por donde circula la energía etérica son detectables con la tecnología actual?
A la luz de los conocimientos actuales, la realidad eléctrica, fisiológica e histológica de los puntos de acupuntura es hoy indiscutible. Como vías de menor resistencia eléctrica de posible conducción de corriente directa la existencia de los meridianos esta aún hoy sujeta a discusión aunque la prueba clínica de su vigencia después de milenios es, sin duda, más importante que la probable constatación biofísica.
Si asumimos fenómenos vitales que ocurren por fuera de los límites de nuestra física convencional, como las ondas no hertzianas, no podremos obviamente esperar que las registremos con instrumentos para medir ondas electromagnéticas convencionales. Nosotros los occidentales no nos preguntamos tanto si una cosa funciona o no sino como funciona. Y si no encontramos el como negamos el hecho. Es la tiranía de la lógica como único uso de razón la que nos ha llevado a posturas a veces irracionales.
No tenemos que esperar la bendición del método científico para disfrutar el milagro vivo de la vida cada segundo. La vida se demuestra a sí misma en el ojo el científico que intenta descubrirla detrás del microscopio.
La conexión entre el Chakra del Plexo Solar y el Corazón parece ser la clave de la salud y la enfermedad por cuanto controlan el mundo de las emociones. ¿Es eso así?
Juntos, el plexo solar y el cardíaco constituyen un comando magnético procesador de las energías provenientes del cuerpo emocional. Cuando la polaridad emocional se orienta a la satisfacción de las ambiciones del pequeño yo personal, las energías así generadas se dirigen hacia el plexo solar y son procesadas por el páncreas, el estómago y el hígado; y a través de estos órganos inciden sobre todo el tracto intestinal.
Buena parte de nuestras enfermedades en la práctica clínica afectan vísceras y órganos adscritos al plexo solar expresándose como gastritis, úlceras, desórdenes biliares, colitis, alteraciones digestivas, etc., que además de los factores conocidos por los médicos tienen un motor oculto en actitudes emocionales dirigidas a saciar apetitos individuales que se reflejan en un estilo de vida consagrado a la expansión del propio territorio.
Esto ocasiona una congestión energética crónica en los órganos adscritos al plexo solar y se refleja en hábitos alimenticios inadecuados. La congestión del plexo solar no puede hacerse sino a costa de disminuir el flujo de energía hacia el cardíaco y entonces el corazón y el sistema inmune empiezan a sufrir.
Multitud de problemas inmunes y cardíacos tienen su génesis en desordenes emocionales que, al afectar el plexo solar, terminan afectando también al timo y al corazón. Podríamos simplemente adecuar la dieta, pero olvidamos que no somos lo que somos por lo que comemos o bebemos, sino que comemos lo que comemos por lo que somos. Ese ser se revela en actitudes hacia la vida y es allí donde podría realizarse el cambio.
El cambio de actitud consiste en que, en lugar de peguntarnos que espero yo de la vida?- actitud de pedir que nace del plexo solar-, nos preguntemos que espera la vida de nosotros- actitud de servir que nace del corazón-. Cuando somos lo que somos por lo que a la vida le podemos dar y no por lo que podemos poseer y retener tiene lugar un cambio fundamental en nuestra evolución: ascendemos en nuestra humanidad, centrada en nuestra más grande riqueza, nuestra capacidad de dar.
El cuarto centro o chakra cardíaco es el territorio de la comprensión amorosa, actitud desde la cual podemos sanar nuestras relaciones. Y sanar las emociones y las relaciones es la clave para llenar la vida de sentido.
Por último, quisiéramos preguntarle por algo que forma parte de muchas terapias Bioenergéticas: los medallones, las piedras, las gemas… colocadas sobre el plexo solar o sobre el corazón, ¿tienen realmente validez terapéutica? ¿Cree que las formas circulares o esféricas- ondas de forma- producen efectos curativos?
Lo que uno piensa de una cosa es más importante para la salud que la misma cosa. Cuando se utiliza un medicamento que normalmente provoca el vómito diciendo a los pacientes que es un medicamento para evitarlo, el efecto de su creencia supera la de la sustancia en sí y el vómito es controlado por la mayoría.
El sistema nervioso y el sistema inmune también “creen”. Así nació la psiconeuroinmunología, ciencia que describe y utiliza las interacciones entre el sistema nervioso, las emociones y actitudes, y el sistema inmune. Cuando se asocia sacarina con un tóxico para el sistema inmune al dar luego exclusivamente sacarina, el sistema inmune reacciona como si esta fuera muy tóxica.
Lo mismo sucede con amuletos, piedras, etc. Además de su acción intrínseca- que puede o no existir-, lo más importante es la conciencia sobre ellas. Un amuleto, un medallón, o una piedra pueden no ser más que un símbolo externo de una conciencia interior. De ahí deriva su poder. Poder que puede ser más fuerte sin la piedra porque, en última instancia, lo que es significativo se inscribe profundamente en nuestra conciencia y deja sus huellas en el cuerpo.
Una forma, un símbolo. Por ejemplo: la cruz, un mandala, un mudra, una postura da hatta yoga, un mantram o una oración pueden ser muy poderosas si se asocian a un profundo sentir interior, a una conciencia viva anclada en el corazón.
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