domingo, 17 de diciembre de 2017

Nunca vas a buscar algo que ya crees tener.
El mejor modo de que no seas libre, es hacerte creer que ya lo eres.
El mejor modo de que no decidas, es hacerte creer que ya lo haces.
El mejor modo de que todo continúe como está, es hacerte creer que ya ha cambiado.
Pero ésto no lo hace sólo el sistema para mantenerte controlado (que lo hace), también lo haces tú contigo mismo, es una muy buena estrategia que tu yo emplea, para que no salgas de la zona de confort.
“Yo soy libre de decidir lo que quiero en mi vida” ¡ja!, si te crees ésto ya tienes garantizado que vas a seguir el programa que tu yo quiere. Sé que es difícil asumir que no te enteras de nada y que te engañan y te engañas todo el tiempo, pero aceptar ésto es el primer paso no para salir del engaño pues este mundo es todo una ficción, sino para al menos no creértelo y usarlo en tu favor.
Usar el gran engaño en tu favor significa elegir que ficción o que mentiras te ayudan a transitar por estos lares de una manera mas amable, menos complicada e incluso elegir que mentiras te acercan más a tus deseos, sabiendo que esos deseos son otra gran mentira, pero al menos tu eliges la que te comes.
¿Te parece muy fuerte que lo exprese así? ¡Genial ! tu reacción ya te está contando desde que mentira funcionas.
La mentira de que la mentira no puede ser verdad, porque la verdad es lo que tus ojos ven.
Asumir que la verdad es que todo es una gran mentira, mientras tu mente te dice que la mentira que ves es la verdad, es la gran paradoja que todos hemos venido a desvelar.
Gemma Pitarch.

viernes, 8 de diciembre de 2017






Tenemos la idea de que la aceptación implica aceptar todo lo que nos sucede, como si nuestra única función fuera “verlas venir” y aceptarlas, quedando nosotros al margen de la experiencia como sujetos pasivos.
Aceptación implica decidir primero que cosas quiero aceptar y que cosas no acepto de ningún modo.
Aceptar lo que sí quiero aceptar. No aceptar las cosas que no quiero aceptar. Y aceptar que no quiero aceptar algunas cosas, le pese a quien le pese y caiga quien caiga.
Además nos perdemos en el mundo de las formas, olvidando que todo lo que vemos en él, es la consecuencia de una información sutil. Nos desgastamos tratando de aceptar o no aceptar las consecuencias de algo, cuando es a su origen donde hay que mirar. No puedes aceptar o no aceptar una situación concreta, sin mirar previamente si aceptas o no lo que la ha originado.
No puedes aceptar la soledad sin mirar desde donde has decidido estar sólo. Si esa decisión procede de una decepción amorosa que no tienes aceptada, no vas a poder aceptar tu soledad porque es una consecuencia de otra situación previa no aceptada, lo que estás haciendo es resignarte a ella.
No puedes aceptar tu cuerpo con unos kilos de mas, sin mirar previamente si lo que no estas aceptando es tu feminidad o tu sexualidad. Y si no aceptas que te escondes detrás de tus kilos, no podrás decidir si quieres cambiar eso o no. Si sólo miras la consecuencia no estás aceptando tu cuerpo, te estas resignando a él.
No puedes no aceptar un trabajo donde se te menosprecia, si previamente no miras tu desvalorización y dejas de aceptarla para poder cambiarla.
No puedes aceptar la muerte, si previamente no has aceptado la vida que la precede con todas sus consecuencias.
Aceptar lo que no puede ser cambiado y no aceptar lo que si puede cambiarse, aceptando el proceso de no aceptación y sus consecuencias, es la verdadera ACEPTACIÓN. Pero sólo vas a poder distinguir lo que puede cambiarse y lo que no, mirando el origen y no las consecuencias.
Gemma Pitarch.

domingo, 3 de diciembre de 2017


Sabemos que en la conducta humana todo detalle es significativo, por eso deduzco que hemos venido a esta vida a ser felices. ¿Que cómo lo sé? Porque es nuestra pulsión, todo el mundo busca la felicidad, aunque como ya sabemos suele ser una acción estéril ya que lo hacemos en el sitio equivocado. Pero es el hecho de buscar constantemente lo que da pistas del motivo de nuestra existencia.
Ese afán de apartarnos del sufrimiento y buscar la satisfacción es un simple eco de lo que necesitamos a nivel profundo: VOLVER A CASA. ¿Y qué ocurre cuando la vida cuadra de tal forma que llegas a esa parte profunda que eres? Que reconoces ese estado y eso te produce una especie de felicidad profunda, un estado de dicha. Cuando estás en el corazón y lo eres todo, no sientes la falta de nada, te encuentras tranquilo y a gusto. No tienes miedo, miedo a qué si todo lo eres y nada puedes perder. Te sientes COMPLETO. Es un estado difícil de explicar con palabras.
Pero lo importante de todo ésto es que nos pasamos la vida buscando la felicidad de forma obsesiva porque en el fondo lo que necesitamos es reconectarnos con nuestra verdadera esencia y sabemos de forma intuitiva que ahí estamos muy bien. Por eso cuando empiezas a experimentarlo, tu vida cambia radicalmente. Una vez que experimentas estar en el Corazón, tus hábitos cambian, tus intereses, empiezas sólo a hacer cosas que te hacen vibrar, cosa que de niño hacías de forma natural. Es como si una energía te empujara a vivir las experiencias que verdaderamente te hacen feliz, que puede coincidir que no sean las que venías haciendo hasta entonces.
Y cuanto más coherente eres con ese sentir, más se despliega esa naturaleza divina y tiene presencia en nuestra vida.
Cuando empiezas a experimentar la vida desde el Corazón, empiezas a sentir aquello que de alguna manera intuías: LA VIDA ES UNA EXPERIENCIA MARAVILLOSA.


Carlos Muñoz