domingo, 24 de junio de 2012

CIENTIFICAMENTE FUNDAMENTADO

Que algo esté científicamente fundamentado se ha convertido hoy día en una especie de expresión mágica que hace que cualquier ciudadano esté convencido de que lo que respalda tal afirmación es poco menos que una verdad incontestable.  Siendo ello especialmente cierto en el ámbito de la salud.  Y, sin embargo, la mayor parte de las cosas que creen saberse no se trata más que de creencias.  Sí, creencias más o menos fundamentadas….pero creencias al fin y al cabo  Y la razón es que nuestro conocimiento de la Realidad es aún tan limitado que puede afirmarse que desde un punto de vista estrictamente científico hoy no tenemos más que aproximaciones a la realidad. Aproximaciones que en las últimas décadas, por cierto, están mutando constantemente porque hemos aprendido más en los últimos cincuenta años que en toda la anterior existencia del hombre en el planeta  El problema es que ese conocimiento, teóricamente al alcance de todos en la actualidad gracias a Internet, no es accesible realmente más que para la minoría que está preparada para entenderlo.  Y el motivo es muy simple. De la misma manera que no puede explicarse qué es un virus, un gusano o un troyano informático a quien no ha visto ni oído hablar jamás de un ordenador tampoco puede explicársele a alguien que vivimos n un universo holográfico en expansión que muta a cada milisegundo y con el que es posible interrelacionarse mentalmente si no entiende ni lo que es un holograma.  Y eso que los principales fundamentos del conocimiento científico actual fueron expresados en El Kybalion por Hermes Trimegisto quien dejó bien claro hace milenios en su primer principio que el universo es mental.  Y, sin embargo, mientras esa verdad no se asuma y entienda no podrá comprenderse prácticamente nada en el mundo de la ciencia. Incluido  en el ámbito de la salud. De hecho algunos de los modernos aparatos médicos están basados en los principios de la Física Cuántica y ésta en un modelo holográfico del universo…pero, paradójicamente, quienes los manejan viven en un mundo newtoniano y cartesiano que ha permanecido en el terreno de la materia sin entender siquiera que ésta no existe.  Gente para las que la palabra conciencia carece de significado o piensa que al definir algo que pertenece al mundo de lo no tangible y propio de la metafísica no es un aspecto que deba tenerse en cuenta a nivel científico ya que éste término debe reservarse exclusivamente para el ámbito de lo físico. Hablamos, en suma ,de doctos ignorantes que ni siquiera saben que lo son. Y lo peor es que muchos de ellos acaparan las cátedras universitarias y son representantes de las sociedades científicas. Gente normalmente ególatra y egocéntrica que encima pontifica sobre sus limitados –y a menudo erróneos- conocimientos aun siendo conscientes de que basta rascar un poco en ellos para demostrar que carecen de base y se deshacen fácilmente. Está pasando en todos los ámbitos del saber pero muy especialmente –y esto es lo que nos preocupa y angustia- en el de la salud. Un ámbito  que en el que puede decirse, objetivamente hablando, que no se ha avanzado prácticamente nada en décadas, excepción hecha de los métodos de diagnóstico. Porque a día de hoy seguimos ignorando las causas de las miles de enfermedades que los médicos tienen catalogadas y por eso no saben curarse (excepción hecha de las infecciosas) como tantas veces hemos recordado  ¿y por qué volvemos a repetirlo?  Pues por una sencilla razón: porque quienes se niegas a modificar el obsoleto e inútil paradigma de la Medicina actual, incapaces en realidad de defender los fundamento científicos de sus  creencias, se dedican ahora a atacar a quienes les ridiculizan por ello con los mismos  argumentos y les acusan de que tampoco lo que afirman ellos está científicamente fundamentado. Sólo que no es verdad: no está científicamente fundamentado… según su concepción rancia y lamentablemente limitada de la Ciencia y de la Realidad .Claro que ni siquiera entienden que el llamado “método científico” está absolutamente superado. Y eso les solivianta. Les encorajina.  Se niegan a admitirlo .Y, sin embargo, vamos a tener que repetirlo –una y mil veces-  hasta que la sociedad lo entienda: la inmensa mayoría de los tratamientos médicos actuales  -incluidos los farmacológicos- no están científicamente fundamentados. Es más, la inmensa mayoría no funcionan por la sencilla razón de que se sustentan en una concepción completamente falsa de la realidad y del propio ser humano.

DSALUD

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