UN MUNDO MÉDICO QUE PREFIERE LA MUERTE OFICIAL A LA CURACIÓN EXTRAOFICIAL...
Dr Fermín Moriano. Por primera vez, cientos de pacientes claman ante los medios de comunicación, ante el ministerio de sanidad, y presentan denuncias por denegación de auxilio ante los tribunales, reclamando el derecho a seguir tomando lo que para ellos es la causa de su mejoría e incluso de su curación. No quieren saber de legalismos, no necesitan que tenga un sello de la Agencia del Medicamento, no atienden los sabios consejos de los sumos sacerdotes del cuidado de los demás. Ni siquiera les importa el escarnio de una sociedad desinformada y aborregada al abrigo de “los que saben”. Claman por su derecho de elección de terapia. Claman por su derecho a ser los dueños de su propia salud. No tienen conocimientos científicos para defender ante los sabios su mejoría. No saben de ensayos clínicos. Dicen que ellos son su propio ensayo clínico. Dicen que para ellos su experiencia vale más que los protocolos enlatados de todos los médicos. Insensatos........ En un mundo donde es más aceptado morirse “oficialmente” que curarse “extraoficialmente” no tienen cabida. Sus ejemplos vivos no sirven, no parecen ser suficientes frente al pesudocientífico mundo del totalitarismo económico de las multinacionales que ha invadido nuestra medicina “oficial”.
Cuando el Dr. Fernando Chacón Mejías descubrió, a principio de los sesenta, unas proteínas muy particulares en el suero de pacientes afectos de cáncer y enfermedades degenerativas crónicas, abrió para la humanidad el tercer cajón de la Biología. Mucho antes Pasteur abría el cajón de los microorganismos causantes de muchas enfermedades infectocontagiosas. Posteriormente, y con mas de sesenta años de diferencia, Fleming descubre la penicilina y empieza la era antibiótica que nos ha permitido mantener a raya esas enfermedades.
Loefler y Frosch abren el segundo cajón y encuentran los virus, causantes de otras enfermedades que, hasta ese momento, nadie pensaba que pudieran tener ninguna relación entre si y aparece la era de las vacunas que nos ha permitido, incluso, erradicar enfermedades del planeta, como la viruela. Teníamos así,, unos seres unicelulares como las bacterias, los hongos, las levaduras, etc., con vida autónoma y capacidad de reproducirse e infectar un organismo superior como el del hombre. Teníamos, después, otros microorganismos, los viru de todos hoy conocidos, sólo visibles al microscopio electrónico, a caballo entre lo vivo y lo inerte y que solo se reproducen en el interior de las células del huésped y están formados por proteínas y ADN ó ARN. Los virus que todos conocemos. Pero faltaba encontrar el agente causante de otras muchas enfermedades que aún hoy son un azote de la humanidad.
En las ultimas décadas pensábamos que en el estudio del genoma encontraríamos la solución de la mayor parte de ellas. La ingeniería genética se prometía como la gran esperanza científica, pero en palabras de Stephen Hoffman vicepresidente de Celera Genomics, una de las más grandes empresas de biotecnología : “ De la secuenciación del genoma humano o de la mosca del vinagre hemos aprendido que la complejidad biológica no depende del número de genes sino que, muy probablemente, depende de las proteínas. Lo que estamos viendo es que, en realidad, las nuevas dianas terapéuticas, fármacos o vacunas, deben basarse en el conocimiento de las proteínas.”....... “Los políticos deben apoyar la genómica y la proteómica, y darse cuenta de que son nuevas ciencias que persiguen mejorar la salud humana”
En 1982 Stanley Prusiner, científico norteamericano, comunica el descubrimiento de unas proteínas con capacidad de automultiplicarse sin tener código genético. Las llamó Priones. Semejante descubrimiento rompía el dogma fundamental de la biología que dice que “ la capacidad de multiplicarse de los seres vivos viene determinada por tener código genético”. A Prusiner esta osadía estuvo a punto de costarle su carrera científica pero en 1997, al descubrirse que este tipo de proteínas eran las causantes del “ mal de las vacas locas”, a Stanley Prusiner se le concedió el premio Nóbel de Medicina. El mismo reconoce en 2001 que aún no se sabe cómo se forma un prion, tampoco cómo se combate y que lo único que ha hecho es definirlos. Pues bien, esa definición viene calcada literalmente en la pagina 203 del libro “Pribios o enzimas vivientes” del Dr. Chacón, ¡ solo que éste fue escrito 30 años antes ¡.
Se puede comprender que en el contexto científico de hace cuarenta años, tamaño descubrimiento no sólo no encontrara ningún eco, sino queenc además provocara la burla y el habitual desprecio de los ignorantes prebostes científicos de turno que,, instalados en el beneficioso sillón de la ortodoxia fustigan con el látigo de una pretendida ciencia a todos aquellos “acientíficos” que osen poner en entredicho sus asientos. La historia de la humanidad está repleta de estos fanáticos inquisidores que, ignorantes aún de su propia soberbia, retrasaron el avance de generaciones y jalonaron su camino, impunemente, de víctimas inocentes.
Ahora, en pleno siglo XXI cuando los europeos creíamos haber superado los totalitarismos religioso y político, una más sutil pero no menos catastrófica inquisición nace con el totalitarismo económico de las multinacionale,s que invade la ciencia y, penetra los medios de información y los ministerios de salud para desvirtuar todo descubrimiento que no sirva a sus intereses omnímodos. Pero ahora, en los albores de la era de la proteómica, cuando toda la investigación científica se centra en el estudio de las proteínas, no podemos desconocer el revolucionario aporte de investigador español Fernando Chacón, un auténtico pionero en el promisorio campo de la investigación con enzimas vivientes, pribios o proteínas con potencial autorplicativo cuya actividad biológica puede darnos la clave para la solución de múltiples enfermedades degenerativas. Ya en el contexto científico de hoy, no sólo es posible comprender la verdadera naturaleza del descubrimiento de Fernando Chacón, sino el explicarnos porqué todos los estudios preclínicos y clínicos realizados con toda la normatividad de la ciencia actual revelan la eficacia extraordinaria de las proteínas del Biobac en enfermedades tan extendidas como el Sida, la hepatis C, la osteoartritis y el cáncer.
Ahora, Pribios o Priones, ¡que más da!. Nóbeles para Prusiner, calumnias para Chacón, ¡que más le da!. No pasó, este gran hombre, cincuenta años detrás de un microscopio pendiente de sus calumniadores, sino en profunda y genuina actitud de servicio a sus semejantes. El precio de una vida consagrada a la humanidad no se paga con cien nóbeles ni con cien condecoraciones, se paga, y de sobra, con esa s profunda satisfacción del alma cuando se puede contribuir alalivbio del sufrimiento y la enfermedad del ser humano. Él lo sabe, y a mi me consta. Por eso tuvo fuerzas suficientes para encontrar, en la soledad de su humilde laboratorio, no sólo los pribios, sino el mecanismo por el que se forman y, más aún, cómo se activan y cómo se pueden desactivar.
Cuarenta años de vigencia social, mas de 30.000 pacientes tratados y 10 años recetado y pagado por la Seguridad Social, deberían ser suficientes para reconocer la eficacia de su descubrimiento. Pero en este mundo cientifista en que vivimos, eso no parece ser suficiente, y menos aún si quien lo hace no es una “ multinacional de reconocido prestigio”. Tampoco es suficiente que, por primera vez en España, cientos de pacientes se subleven públicamente ante la retirada, por las autoridades sanitarias, de un medicamento ilegal. Por primera vez, cientos de pacientes claman ante los medios de comunicación, ante el ministerio de sanidad, y presentan denuncias por denegación de auxilio ante los tribunales, reclamando el derecho a seguir tomando lo que para ellos es la causa de su mejoría e incluso de su curación. No quieren saber de legalismos, no necesitan que tenga un sello de la Agencia del Medicamento, no atienden los sabios consejos de los sumos sacerdotes del cuidado de los demás. Ni siquiera les importa el escarnio de una sociedad desinformada y aborregada al abrigo de “los que saben”. Claman por su derecho de elección de terapia. Claman por su derecho a ser los dueños de su propia salud. No tienen conocimientos científicos para defender ante los sabios su mejoría. No saben de ensayos clínicos. Dicen que ellos son su propio ensayo clínico. Dicen que para ellos su experiencia vale más que los protocolos enlatados de todos los médicos. Insensatos........ En un mundo donde es más aceptado morirse “oficialmente” que curarse “extraoficialmente” no tienen cabida. Sus ejemplos vivos no sirven, no son suficientes. ¿Qué sería de nosotros si tuvieran razón?. Qué caos tan grande si un ignorante paciente tuviera el derecho de cuidar de su salud sin la sabia tutela de los administradores. Menos mal que ellos, los administradores, están preparados para cuidar de nosotros, para que no nos engañen los estafadores, para cuidar de nuestra salud, porque la salud es un derecho social no una responsabilidad individual...... ¡Que barbaridad!. Doctores tiene para eso La Iglesia. Si ellos dicen que los ensayos clínicos controlados y valorados por ello mismos son los únicos que pueden dar validez terapéutica a una sustancia, ¡que se hagan!.
¡Y SE HICIERON!. Si, se hicieron. Como manda la ley. Ensayos preclínicos y clínicos realizados por laboratorios y hospitales legalmente capacitados para su realización. Con los permisos gubernamentales preceptivos. Ensayos que demostraron su espectacular eficacia en osteoartritis, SIDA, cáncer y hepatitis C. Ensayos realizados en Bélgica y Alemania. Ensayos fase III clínica terminados y autentificados por el ministerio de sanidad de ambos paises. ¡Imposible!. Si eso fuera así todo el mundo lo sabria. ¡ Eso si que necesita una pequeña explicación !.
FR-91, nombre científico, Bio-Bac nombre comercial, descubrimiento del Dr. D.
Fernando Chacón Mejías en 1962, compuesto de proteínas antídotos de proteinas causantes de muchas enfermedades hasta la fecha de causa desconocida, se comercializó en España como formula magistral desde 1967 hasta que en 1990 y ante la nueva Ley del Medicamento se le requiere para que la registre como medicamento.
Para ello se le solicitan ensayos preclínicos de: actividad “in vitro”, actividad “in vivo”, ensayos de toxicología en diversos animales de experimentación, caracterización del producto (contenido proteico, repetitividad de la producción, caducidad, etc.) y todo lo necesario para poder pasar al primer ensayo clínico en humanos que se denomina Fase I y se realiza en voluntarios sanos para comprobar si produce algún efecto secundario en las personas.
Realizados todos los estudios en laboratorios españoles y extranjeros, con resultados espectaculares en cuanto a su actividad y a su total inocuidad en animales de experimentación, incluso a dosis 70 veces superiores a las recomendadas, se presentan en el Ministerio de Sanidad abalados por los laboratorios Rovi, como laboratorio técnico garante, y entonces empieza el calvario. En sucesivos actos administrativos, incumpliendo flagrantemente la ley de Procedimiento Administrativo española, que obliga taxativamente a que todas las peticiones se realicen en un solo acto administrativo, se le empiezan a solicitar nuevas pruebas y a medida que las aporta se le piden otras nuevas. Con el consiguiente gasto económico y de tiempo y así, unas tras otras las va presentando hasta conseguir el dossier de pruebas preclínicas más grande que jamás haya realizado en España un medicamento. Por fin, consigue la autorización de los hospitales Ramón y Cajal y Severo Ochoa para llevar a cabo la Fase I en humanos. Pero ...... inexplicablemente, una semana más tarde se le deniegan por el Ministerio y vuelta a empezar...... Que si ahora te falta esto. Que, si ahora que ya me lo has traído, te falta esto otro, y así sucesivamente hasta que por último se le reconoce, por D. Fernando García Alonso, Subdirector General de evaluación de medicamentos, “ que toda la documentación administrativa está correcta pero que a él, todavía le quedan dudas científicas sobre el producto”. ¿Desde cuando un funcionario puede utilizar sus dudas, sin especificar, para rechazar los ensayos clínicos de un medicamento, aceptando en el mismo acta que la documentación está correcta y “saltándose a la torera” las aceptaciones de los comités de ensayos clínicos de dos de los mejores hospitales de España.? Y además para realizar un ensayo clínico, de efectos secundarios en voluntarios sanos, de un producto que llevaba ya treinta años en el mercado y nunca había tenido la mas mínima denuncia de efectos secundarios. Increíble...... pero cierto.
Harto ya de tantas trabas y con la confirmación verbal de ciertos cargos del Ministerio de que nunca conseguiría hacer los ensayos, y cuatro años de luchas estériles y muchos millones gastados, su hijo, Rafael Chacón, decide marcharse fuera e intentar realizarlos en el extranjero. Dos semanas después de presentar los estudios denegados en España, recibe el permiso para comenzar ensayos Fase I en Alemania y en Bélgica. Demostrada su total inocuidad, se le concede el pase a Fase II en osteoartritis en Bélgica y SIDA en Alemania. ( La fase II se realiza en un grupo de enfermos escogidos de la enfermedad para la que se supone efectivo el medicamento.)Realizada Fase II y a la vista de los resultados espectaculares se le recomienda realizar Fase II en otras enfermedades como cáncer y hepatitis c, tambien se realizaron y con los mismos resultados. Se le concede Fase III en SIDA y osteoartritis (Fase III se realiza en un grupo mayor de pacientes y en diferentes estadios de la enfermedad y solo cuando se ha demostrado su eficacia en Fase II). Se realiza con total éxito demostrándose que: FR-91, Bio-Bac es condroprotector, disminuye el dolor y la inflamación y aumenta la movilidad de la articulación de una manera notable en la osteoartritis. Así mismo FR-91,Bio-Bac es inmunomodulador e inmunoestimulante, aumentando notablemente el numero de linfocitos CD4 y CD8 y disminuyendo la carga viral en pacientes afectos de SIDA.
Así mismo se demuestra que FR-91, Bio-Bac es antitumoral, antimetastásico y citotóxico selectivo. ( solo afecta a la célula tumoral sin afectar a la sana).
La Fase III es el último requisito que se le puede pedir a un producto para ser registrado como un medicamento. FR-91, Bio-Bac tiene nada más y nada menos que dos Fases III terminadas y certificadas en dos enfermedades del calibre de la artrosis y el SIDA y demostrada su eficacia en cáncer y hepatitis c en fase II y retrasado el inicio de Fase III por problemas económicos.
Se comprende que sea increíble. Se comprende que nadie pueda imaginar que un hombre solo, Rafael Chacón, haya conseguido llevar a término una obra tan impresionante, reservada en exclusiva a las grandes multinacionales.
Una vez le pregunté ¿porqué nunca había publicado? Y esta fue su respuesta. “ Solo una de cada cinco mil sustancias que demuestran su eficacia “in vitro”, es decir en probetas,( el primer paso del largo camino de un medicamento) consigue demostrar su eficacia en Fase III y lograr el registro de medicamento. Las grandes multinacionales publican los resultados positivos que van obteniendo en cada fase porque sus acciones se revalorizan de inmediato. Yo no soy una multinacional, yo no tengo acciones que revalorizar, y en cambio, si alguna de las grandes se enteraba de mis éxitos corría el riesgo de que presionaran a los Hospitales y ya no me dejaran seguir haciendo mas ensayos. No imaginas el dinero que pueden perder si sale un producto que les haga competencia.” Y, ¿ porqué no solicitaste el registro en España?. “Terminamos los ensayos en 1999 y cuando volví a España me encontré que en los puestos decisorios del Ministerio estaban los mismos perros pero con distintos collares. Y además Fernando García Alonso, el que me engañó durante cuatro años, ocupaba ahora el puesto de Director de la Agencia del Medicamento. Ya sabía el resultado, veinte años mas de inconvenientes y mientras que se sigan muriendo los pacientes. Ni hablar, y empecé los registros en otros países como Georgia, donde ya los tengo, Rusia, donde está al caer y Arabia Saudí donde ya todo está terminado”.
Con esta documentación que yo he visto y de la cual doy fé, yo me pregunto. ¿ Que va a pasar ahora?.¿ Podran las multinacionales acallar el clamor de unos pacientes que armados solamente con la bandera de su propia mejoría han sido capaces de ganarse el reconocimiento de la inmensa mayoría de la sociedad española?. ¿Podrán los intereses de unos pocos poderosos quebrar la razón científica que ahora ampara a esos pacientes?. ¿ Podrá el egoísmo y la mentira privar a la humanidad de la oportunidad de empezar a vencer esas terribles enfermedades que la azotan?. ¿Y nosotros, los médicos, los pacientes presentes y futuros, los políticos, los ciudadanos... todos?. ¿Podremos seguir mirando para otro lado?. Si es así, que las generaciones venideras nos condenen.
domingo, 16 de mayo de 2010
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