1.
La salud es un proceso cultural, relacional,
participativo, no sólo relacionado con la herencia y el medio ambiente, sino
con nuestro estilo de vida, actitudes y creencias.
2.
Sin la participación consciente y activa, que
permita a cada quien responsabilizarse de su propia salud, sólo podremos quedar
en el nivel de supervivencia combatiendo la muerte y la enfermedad, pero no
podremos desarrollar el proceso de promover salud.
3.
La enfermedad es incompatible con la salud. Esta
no es un estado de perfección en ningún campo, sino un proceso dinámico y
relativo que revela un grado de integridad
-conectividad armónica- que se traduce en la capacidad de relacionarse
armónicamente consigo mismo y con el mundo.
4.
No
existen sistemas médicos mejores o peores.
Dadas las circunstancias adecuadas, todo son necesarios y pueden ser
complementarios.
5.
Toda
práctica de salud atañe la promoción de diferentes estados de conciencia en el
campo de energía concebida en sus
niveles físico, emocional, mental y espiritual.
6.
La
vigencia de nuestros sistemas médicos no es sólo científica; para que cumpla su
función debe ser también económica y social.
Un elevado nivel tecnológico no implica siempre una mejoría en nuestros
niveles de salud.
7.
Alrededor de un 70% de las enfermedades crónica
en el mundo de hoy tienen una estrecha relación con estilos de vida
inadecuados, generalmente debido a la ignorancia de nuestras necesidades y
potencialidades como seres humanos. La
ignorancia de lo que somos, expresadas como creencia y práctica nociva para la
salud están en la raíz de muchos
problema de salud. Por lo tanto, una
transformación de nuestra visión del mundo, es decir de la manera como el
hombre se mira a sí mismo en el universo, puede ser un poderoso agente promotor
de la salud. Esto implica que la salud
concierne todo los campos del qué hacer
humano, y no se puede pretender la salud humana en un contexto de
explotación del hombre y la naturaleza.
8.
Además de causas las enfermedades tienen
propósitos; más que catástrofes pueden ser vislumbradas como oportunidades para
aprender, para crecer, para ser.
9.
La vida no pertenece al hombre, no se restringe
como creíamos a la vida orgánica, es una gran cadena de singularidades
interdependientes. Es tan absurdo hoy
tratar un órgano al margen de la integridad de todo el organismo humano, como
pretender tratar al individuo del margen de sus sistemas de creencias y su
contexto socio cultural.
10.
La salud es un asunto demasiado importante para
dejarla sólo en manos de los expertos. Es un bien social que nos atañe a todos
y del que todos somos responsables.
11.
Mente y cuerpo no son dos instancias separadas,
están en cada célula, se interrelacionan sincrónicamente para determinar en
cada instante lo que somos. Ni medicina
de la mente, ni medicina del cuerpo, ni siquiera medicina mente-cuerpo,
humanizar la medicina es rescatar en nosotros la indisoluble integridad de
todas las facetas de la conciencia para promover la integridad. En esta dimensión salud es sinónimo de
integridad y la enfermedad revela aquellos sectores de nuestra economía en los
que no se ha alcanzado o se ha perdido integridad.
12.
Sanar es diferente de curar. Se puede curar el
cuerpo pero sanar siempre se refiere a la vida como totalidad. Se puede sanar la vida aunque no desaparezcan
los síntomas. La sanción o
restablecimiento de la integridad en todos lo planos del ser, se relaciona con
la capacidad de asumir la responsabilidad sobre la propia vida.
13.
La
medicina de la conciencia, una medicina de la integridad no local e
indivisible, supone una conciencia plena de la mutua responsabilidad. En la gran cadena de la vida en algún nivel todas
las cosas se conectan e interactúan con todas las otras, Supone un salto desde
la ética regida por la ley del talión –ojo por ojo y diente por diente- y desde
la ética pasiva del no hacer a otro lo que no se quiere para uno mismo- a la
ética kantiana para una nueva humanidad en armonía con u propia naturaleza: Actuar
como si nuestra acción pudiera convertirse en una ley de la naturaleza.
14.
La salud e un proceso social, pero un agente de
salud no es aquel que resuelve los problemas globales de la sociedad. Es quien
conoce que eso problemas como la guerra y la injusticia nacen en el corazón del
hombre. Es quien sabe que actitudes como
la honestidad, la paz, y la comprensión amorosa son también herramientas
terapéuticas. Los trabajadores de la
salud son agentes de transformación no sólo por sus aptitudes sino
especialmente por sus actitudes que dignifican la condición humana.
15.
El agente de salud es un educador, un servidor,
un maestro. Su mejor medicamento es su
buena voluntad, su verdadera posición en el sistema de salud va a estar
determinado por su capacidad de servir.
Los servicios de salud son eso, servicios. Los servicios de atención en salud son de
atención, referida a la capacidad de atender o cuidar, formas excelsas de
servir. Aunque las aptitudes son
importantes nadie ha inventado una ciencia del servir. En el servicio todas nuestras relaciones son sanadoras.
16.
Las nuevas escuelas de salud integrarán y
pondrán al alcance de TODA la humanidad lo mejor de todos los sistemas médicos,
no sólo en el plano de las tecnologías sino también en el de esas sabidurías
ancestrales que proponen un arte de vivir hacia el desarrollo armónico de la
humanidad en equilibrio con la naturaleza, de la que no sólo hace parte sino
que es también responsable.
17.
Promover la salud implica favorecer el
desarrollo equilibrado de lo mejor del potencial humano, para que este pueda
revelarse en el servicio a la humanidad y la conciencia de la tierra. Es permitir al músico su música y al
científico su ciencia. Es reconocer
tanto valor en la actitud del místico como la del político y saber que cada
quien es una nota esencial al concierto de la humanidad. Un agente de salud no
cambia a nadie, pero aporta los elementos para que cada quien pueda dar, en su
contexto sociocultural lo mejor de sí
mismo.
18.
Los modelos de salud actuales se cimentan en la
dependencia, e implícitamente conspiran contra la participación. Los nuevos modelo no podrán ser
paternalistas, no dependerán solamente del estado, y devolverán a la persona
humana la parte que le corresponde en la gestión de su salud.
19.
La quiebra económica de los sistemas de salud no
compromete solamente la economía.
Representa también una quiebra de nuestra visión del mundo, del hombre y
su interacción con el planeta. Acceder a
un cultura que restaure la visión del hombre, reencuadre el papel del sujeto en
el mundo de las objetividades, libere de los fundamentalismos impositivos y
permita que los servicios de salud no sean otras mercancías de la sociedad de
consumo, es uno de los sueño de una nueva ecología humana, propuesta desde una
cultura de la consciencia.
20.
La apertura de la medicina a los grandes grupos
humanos, una medicina del sentir en la autogestión, la de lo círculos
terapéuticos y los grupos de autoayuda, la de la conciencia colectiva, nos
permitirá fortalecer el soporte relacional como uno de los pilares de la salud
en la nueva cultura, que será también una nueva cultura de relaciones humanas
basadas en la comprensión amorosa.
JORGE CARVAJAL
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