Interesante artículo sobre las pruebas de la vida, somos capaces de superarlas? vivimos por siempre con esa especie de personalidad multiple? o cada día crecemos al aprender a analizar cada situación? Sé que es largo por eso he resaltado con negrita lo que considero más relevante. Salud!
“Nosce te ipsum", conócete a ti mismo el mandamiento que preside el templo de Delfos, asociado en su origen al pensamiento griego – Sócrates, Platón, Sófocles, Aristóteles y Homero – es en realidad el hilo conductor del pensamiento profundo, en la antigüedad de todas las culturas. Lo encontramos en los Vedas, en la Cabalah, en Confucio y Lao Tsé, en Cristo, en Buda "Sé una lámpara sobre tus propios pies", y en San Agustín que lo reformula con gran belleza diciendo que el fin de la vida es "noverim te, noverim me" conocerte y conocerme. Lo volvemos a encontrar en el corazón mismo de la ciencia de vanguardia: la física cuántica plantea la importancia del observador no sólo para comprender lo observado, sino en su capacidad de determinarlo.
Si un único pensamiento es el núcleo de todas las tradiciones espirituales, y filosofías perdurables y es a la vez el centro mismo del pensamiento más avanzado de la ciencia, ese pensamiento merece como mínimo que lo consideremos seriamente, que meditemos sobre él. Si lo hacemos probablemente impregnará nuestra consciencia de forma tal que pasará de ser una idea valiosa, a ser un principio rector de la vida.
Este artículo pretende iluminar la vida. Iluminar es ampliar la consciencia, ampliar la consciencia conduce a la sanación real y duradera. Existen definiciones muy variadas de qué es la enfermedad, y por ende concepciones también muy diferentes de qué es la salud. Aquí suscribimos la visión del Dr Jorge Carvajal que sintetiza la sabiduría de todas las épocas con lo más avanzado del pensamiento científico moderno entendiendo que la salud es mucho más que un cuerpo físico sin síntomas; que salud es correcta identidad (autoconocimiento) y correcta actitud (valores trascendentes que llevan a correctas relaciones tanto en el plano personal como en planos más amplios). Toda sanación real
implica entonces una sanación de los vínculos consigo mismo, con los demás y con la vida en su conjunto, lo que supone encontrar el papel que uno vino a cumplir en la vida, lo que en la tradición recibe diversos nombres: llegar a ser uno mismo, dar la propia nota, contribuir al bien mayor, servir. En los últimos años la psicología ha estudiado un tema apasionante, el de las personalidades múltiples, y se ha visto que a diferencia de lo que siempre se había pensado, no son algo excepcional. La mayoría de nosotros manifestamos síntomas del síndrome de personalidad múltiple dado que dentro nuestro se conjugan diferentes yoes simultáneamente: el arrogante coexiste con el modesto, el generoso con el avaro, el egocéntrico con el solidario. Frente a distintas personas nos comportamos con distintas personalidades. ¿Cuál de esos yoes somos realmente? Varias escuelas de psicología denominan "sí mismo" a la identidad profunda que se revela bajo hipnosis como anterior a la existencia, ese aspecto que permanece cuando todas las otras personalidades mueren, el que funciona como director de orquesta integrando a los otros yoes como sus instrumentos. Ese núcleo o vórtice magnético atrayente es quien mantiene la coherencia de lo que somos, sin él volaríamos en átomos disgregándonos. Para sanar la vida existe una condición indispensable: acceder a ese núcleo profundo que habita en el corazón de cada uno. Eso sólo se logra a través del autoconocimiento, es decir, penetrando al interior de nosotros mismos y atreviéndonos a profundizar. Todos los mitos que hablan de la búsqueda de un tesoro, desde la tradición milenaria del Santo Grial hasta la reciente película de Nicholas Cage aluden en definitiva, a este proceso. El viajero es a la vez viajero, viaje, camino y meta. El tesoro es él mismo, otro sí mismo al que se llega al final del camino, siendo el camino un proceso de transmutación. Todas las historias de pruebas y de héroes hablan también de este camino, siendo Matrix una de las más bellas y ricas en símbolos, que se han realizado jamás.
Si la noción de conocerse como sinónimo de conquista del mayor tesoro está en todas las culturas y todos los tiempos, si la encontramos tanto en el cine como en los pensadores más profundos que tratan la espiritualidad aplicándola a la medicina, la educación,la política, la economía, la religión, la medicina y la psicología (Jorge Carvajal, Rudolf Steiner, Roberto Assagiolli, Ken Wilber, Benjamín Creme) ¿Qué nos impide avanzar? La ignorancia.
Estamos tan identificados con la personalidad es decir con el cuerpo, los deseos, el éxito, el placer, tan apegados a las personas queridas, o al trabajo, la fama, el dinero que aún no hemos aceptado ni siquiera la hipótesis de que esa esencia, el alma, realmente existe. Debido a que no creemos qué somos el alma no encontramos el valor suficiente para transitar el camino que conduce a vivenciarla. Sanar la vida implica restaurar las relaciones consigo mismo y eso supone transitar la senda que permite entrar en contacto con el alma. Aprender a experimentar el alma implica aceptar que debemos experimentar primero el paso por la noche oscura, la noche de la crisis, del vacío, de la renuncia. Esa noche nos consume, y resulta esencial comprender qué consumirse lejos de ser terrible, es lo mejor que nos puede pasar. Nos consumimos cuando permitimos que arda el fuego interior. Es por temor a ese fuego que nos pasamos media vida huyendo de él, pensando que las crisis, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte son negativas y qué es necesario atacarlas. También tenemos una connotación negativa de la sombra, es decir desconocemos qué es a través de la noche oscura del alma como se revela la luz. Sin embargo la vida es un proceso de transmutación cuya alquimia es posible gracias al fuego interior que eleva lo denso a lo sutil, que aclara, desnuda, transparenta, e ilumina revelando detrás de la materia y la apariencia la esencia.
Para alcanzar nuestro verdadero potencial, para conocemos, para transmutar el plomo de nuestra naturaleza inferior en el oro de nuestras virtudes potenciales debemos avivar ese fuego. ¿Cómo encender la antorcha interiormente? Esa es la pregunta crítica ya que cuando el fuego arde el tiempo suficiente se ilumina el camino. Toda la creación avanza hacia la unión. Ese fuego interior que quema lo no esencial es el catalizador más poderoso para la unión. La danza de la creación comenzó con la fusión de dos Hidrógenos en un átomo de Helio, y hoy continúa en la fusión de la mente inferior y la superior que permite a Mozart
escribir su obra inmortal o a Einstein formular la Teoría de la Relatividad. Los poderes del alma son la historia misma de nuestra humanidad, no existe ningún avance significativo en ninguna esfera de la vida que no sea el testimonio fiel del alma. La antorcha se enciende entrando en contacto con otro fuego, esa es la cadena de la luz, la cadena de la vida. El fuego arde cada vez que un hombre se orienta hacia lo verdadero, lo bueno, o lo bello. Cada vez que se identifica con una causa noble, cada vez que reconoce que su vida aunque imperfecta es sagrada. El fuego arde cuando abrazamos los valores trascendentes, en nuestros valores nos lo jugamos todo. Un carácter humilde, flexible, dispuesto a aprender son las mayores garantías de qué el fuego arderá y la vida se llenará de su gloria. Trabajar en el desarrollo de un buen carácter, profundizar, conciliar en nosotros los opuestos: al avaro y al generoso, al cobarde y al valiente, eligiendo (desde la serena actitud de observarse con perspectiva) siempre el nivel más maduro de respuesta, es vivir la mejor de las vidas posibles. Si necesitamos homeopatía, Esencias Florales, un consejo, el estudio, la confrontación de un terapeuta amoroso, busquémoslas. Lo inferior no puede, no debe, predominar. La vida es demasiado bella para perderla viviendo un sucedáneo. Que el miedo a nuestra propia sombra no nos mantenga alejados de nuestra infinita luz. Profundicemos, integremos, seamos.
domingo, 17 de julio de 2011
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