1- EL MIEDO
2- EL EXCESO DE LUZ
3- EL PODER
4-LA VEJEZ
domingo, 22 de mayo de 2011
La Gran Cadena del Ser
1) El argumento fundamental de la Filosofía perenne es que los seres humanos estamos constituídos por la llamada Gran Cadena del Ser, es decir, somos: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu.
2) Por eso es extraordinariamente importante determinar el nivel, o niveles
(físico, emocional, mental o espiritual) en donde se origina la enfermedad.
3) Para el tratamiento principal (aunque no necesariamente exclusivo) de una determinada enfermedad resulta de capital importancia utilizar un procedimiento congruente, con el “mismo nivel” en el que el problema se manifiesta.
Es decir, intervenir físicamente en las enfermedades físicas, utilizar la terapia emocional para los trastornos emocionales, los métodos espirituales para las crisis espirituales, etcétera. En el caso de haber descubierto la presencia de una combinación de causa entonces también conviene desplegar una combinación pertinente de tratamientos.
4) Esto es algo sumamente importante porque si te equivocas en el diagnóstico y crees que el problemas se origina en un nivel superior al que realmente tiene lugar creas culpabilidad y si lo ubicas, en cambio, en un nivel inferior generas desesperación.
En ambos casos, el tratamiento será ineficaz y tendrá el inconveniente adicional de agobiar al paciente con el peso de la culpa o la desesperación que ocasiona un diagnóstico equivocado.
Si una persona es atropella por un autobús y le rompe una pierna, por ejemplo, nos encontraremos en presencia de enfermedad física que requerirá, por tanto, de los remedios físicos apropiados: volver a colocar el hueso en su lugar y enyesar la pierna; lo cual sería una intervención del “mismo nivel”. Pero, en un caso así, no resulta nada pertinente sentarse en medio de la calle y visualizar que la pierna se rehabilita sola. Esta, sin embargo, es una técnica propia del nivel mental, e ineficaz por tanto para resolver los problemas de tipo físico. Si, además, quienes te rodean te censuran diciendo que tus pensamientos fueron los que terminaron provocando ese accidente y que deberías ser capaz de solucionar el problema de la pierna recurriendo exclusivamente a tus pensamientos, lo único que ocurrirá es que te sentirás culpable, te harás reproches y perderás autoestima.Esa sería una manera sumamente inadecuada de mezclar niveles y tratamientos.
Por el contrario, la falta de autoestima debido a ciertos guiones interiorizados en la infancia que afirman que eres malo o incompetente, constituye un problema propio del nivel mental que exige una intervención adecuada al nivel mental, como la visualización o las afirmaciones, por ejemplo (una intervención, en definitiva, que se ocupa de reescribir los guiones personales, cosa de la que se ocupa, por ejemplo, la terapia cognitiva). En tal caso, recurrir a intervenciones propias del nivel físico (como tomar megavitaminas o cambiar la dieta alimenticia, por ejemplo) no resultará muy eficaz (a menos que padezcas también un desequilibrio vitamínico que agrave el problema). Pero si sólo utilizas recursos físicos, terminarás desesperándote porque el nivel del tratamiento que habrás elegido es simplemente inadecuado para tratar ese problema.
Así pues, el planteamiento general ante cualquier enfermedad debería comenzar tratando de determinar el nivel en el que se presentan la anomalías y procediendo desde abajo hacia arriba. Quiero decir que: primero habría que buscar las posibles causas físicas; luego habría que pasar a las posibles causas emocionales, después a las causas mentales y por último, habría también que pasar revista a las posibles causas espirituales.
Es muy importante que procedamos así porque hoy en día sabemos que muchas enfermedades cuyo origen se achacaban antiguamente a causas exclusivamente espirituales o psicológicas dependen de factores físicos o genéticos.
Antiguamente, por ejemplo, se creía que el asma se debía a una “madre asfixiante”, pero, hoy en día, se sabe que su origen y su aparición obedecen, en gran medida, a causas biofísicas. Algo parecido ocurre en el caso de la tuberculosis (que se explicaba como la consecuencia de una “personalidad destructiva”), o la gota ( el fruto de la debilidad moral) por ejemplo, así como la profusa creencia en una “personalidad propensa a la artritis” tampoco superó la prueba del tiempo. En cualquier caso, hay que ser muy conscientes de que todas estas interpretaciones no hacen más que generar culpabilidad en quienes padecen la enfermedad y que los tratamientos, por su parte, no funcionan en absoluto porque corresponden a un nivel inadecuado.
Con todo esto no quiero decir que los tratamientos propios de otros niveles no puedan ser muy importantes como factores auxiliares o coadyudantes porque está muy claro que complementariamente también pueden ser útiles. En el caso sencillo de la fractura de pierna, por ejemplo, las técnicas de relajación, visualización, las afirmaciones, la meditación y la psicoterapia, pueden, en caso necesario, ayudar a crear un ambiente más equilibrado en el que la curación física podrá producirse con mayor fácil y rapidez.
Una persona aquejada de una enfermedad grave puede beneficiarse de estas técnicas y experimentar cambios muy profundos, pero de eso a decir que contrajo la enfermedad por que requería de esos cambios es un absurdo. Eso sería los mismo que argumentar que, dado que la aspirina hace descender la fiebre, la fiebre se debe a una carencia de aspirina. Ahora bien, la mayor parte de las enfermedades no se originan en un nivel concreto y definido. Además, todo lo que ocurre en un determinado nivel o dimensión de la persona afecta, en mayor o menor medida, a todos los demás niveles.
Según la teoría de los sistemas, cuando un nivel inferior provoca efectos en los niveles superiores se habla de “causalidad ascendente” y cuando un nivel superior tiene efectos o influye sobre los niveles inferiores se habla, por el contrario, de “causalidad descendente”.Por consiguiente, la cuestión es:
¿cuánta causalidad descendente ejerce la mente (nuestros pensamientos y nuestras emociones) en la enfermedad física?Y la respuesta parece ser:
“Mucha más de la que anteriormente se pensaba pero mucho menos
de la que piensan los teóricos de la New Age”.
La nueva escuela de la Psiconeuroinmunología (PNI) ha encontrado evidencia convincente de que nuestros pensamientos y nuestras emociones influyen directamente en el sistema inmunológico. El efecto no es grande pero resulta claramente discernible. Esto, por supuesto, es lo que cabía esperar del axioma de que cada nivel, afecta a todos los demás aunque en un grado limitado. Pero la medicina empezó siendo una ciencia propia del nivel físico e ignoró la influencia de los niveles superiores en la génesis de una enfermedad física (“el fantasma en la máquina”). La PNI, por su parte, ha aportado el correctivo necesario, ofreciendo una visión más equilibrada. La mente puede afectar al cuerpo en un grado limitado pero no, por ello, insignificante.
En este sentido se ha descubierto que la imaginación y la visualización tal vez sean los ingredientes más importantes de la influencia (limitada pero no, por ello, insignificante) que la mente ejerce sobre el cuerpo y el sistema inmunológico ¿Pero por qué las imágenes? Si consideramos una versión ampliada de la Gran Cadena de ser (materia, sensación, percepción, impulso, imagen, símbolo, concepto, etcétera) podremos observar que las imágenes constituyen el nivel inferior ( y, por consiguiente, más primitivo de la mente), un estrato que se halla, por lo tanto, en contacto directo con las facetas superiores del cuerpo. En otras palabras, la imagen es el vínculo que conecta directamente a la mente con el cuerpo (con sus humores, sus impulsos, su bioenergía, etcétera). Así pues, nuestros pensamientos y conceptos superiores se pueden traducir hacia abajo en forma de imágenes sencillas y parece que estas imágenes ejercen una influencia limitada pero apreciable e inmediata sobre los sistemas corporales (por vía del afecto o del impulso, el siguiente estrato descendente).
A la vista de todo esto, parece que el estado psicológico desempeña un papel en toda enfermedad y estoy completamente de acuerdo en que ese componente debería aprovecharse al máximo, ya que, en una situación crítica, puede resultar decisivo para inclinar la balanza hacia el lado de la salud.
Pero esperar ese resultado en casos no tan evidentes constituye una flagrante ignorancia.
Por lo tanto, como escriben Steven Locke y Douglas Colligan en The healer within, toda enfermedad tiene un componente psicológico y, por consiguiente, los factores psicológicos no deberían desatenderse en ningún proceso curativo. Pero, prosiguen los autores, el problema es que la gente ha confundido el término psicosomático (que significa que un proceso de enfermedad físico puede verse afectado por factores psicológicos) con el de psicógeno (que significa que la enfermedad se debe exclusivamente a factores psicológicos).
Los autores afirman: “En un sentido estricto, bien podría decirse que toda enfermedad es psicosomática. Quizá haya llegado ya el momento de renunciar por completo al término “psicosomático”. Porque tanto al público como algunos médicos están utilizando el término psicosomático (que significa que la mente puede influir sobre la salud corporal) como un sinónimo de psicógénico (que significa que la mente puede provocar enfermedades en el cuerpo).Pero de este modo se pierde el verdadero significado de la enfermedad psicosomática.
Como sugiere Robert Ader: “No estamos hablando de la causa de la enfermedad sino de la interacción entre sucesos psicológicos, las habilidades de enfrentamiento y las condiciones biológicas preexistentes”.
Los mismos autores mencionan la existencia de otros factores, como la herencia, el estilo de vida, las drogas, la ubicación geográfica, la profesión, la edad y la personalidad. Es la interacción entre todos ellos ( a los que yo añadiría también los existenciales y espirituales) lo que parece influir en el origen y el desarrollo de una determinada enfermedad física. Aislar uno de ellos e ignorar a los demás constituye, pues, un exceso de simplificación que carece de sentido.
Entonces ¿de dónde proviene la idea “ Nueva Era” de que la mente, por sí sola, provoca y cura todo tipo de enfermedades físicas). Pues bien, después de todo, sus propagadores afirman que se asienta firmemente en las grandes tradiciones místicas y espirituales de todo el mundo. Pero aquí, en mi opinión, pisan un terreno muy resbaladizo. Según Jeanne Achterberg, autora de Imagery in healing (un libro que recomiendo encarecidamente ), el origen de esa noción se remonta históricamente a las escuelas del Nuevo Pensamiento, o del Pensamiento Metafísico, que se desarrollaron a partir de una lectura (distorsionada de Emerson y Thoreau de Nueva Inglaterra) quienes basaron gran parte de su obra en el misticismo oriental.
Pero este tipo de escuelas, entre las cuales cabe destacar a la Ciencia Cristiana, parecen confundir el acertado concepto de que “La Divinidad lo crea todo” con la noción errónea de que
“Como soy uno con Dios, yo lo creo todo”. Esta postura, comete dos errores con respecto a los cuales creo que hubieran discrepado decididamente tanto Emerson cono Thoreau. Por una parte, que Dios es un padre que interviene en su creación, en lugar de su Realidad, Mismidad o Condición y, por la otra, que tu ego es uno con ese Dios padre y que, por consiguiente, puede intervenir y manipular el universo que le rodea. Pero en las tradiciones místicas no he encontrado absolutamente nada que permita sostener tales afirmaciones.
En mi opinión, pues, ni la versión primitiva del karma ni las enseñanzas más evolucionadas prestan el menor apoyo a estos conceptos tan barajados por la “Nueva Era”.Entonces ¿de dónde proviene esa noción?. A partir de ese punto expondré mi propia teoría sobre el origen de este tipo de creencias. No voy a relacionarme compasivamente con el sufrimiento causado por esas nociones sino que voy a intentar encasillarlas, clasificarlas y elaborar teorías sobre ellas, porque pienso que algunas de ellas son peligrosas y deben ser atajas a tiempo, aunque sólo sea para evitar que sigan ocasionando más sufrimiento.
Quiero aclarar que mis comentarios no van dirigidos a esa gran mayoría de personas que cree de manera inocente, ingenua e inocua en esas ideas, sino más bien a los líderes de este movimiento: individuos que imparten seminarios sobre crear tu propia realidad, que organizan talleres en los que se enseña por ejemplo, que el cáncer es una consecuencia exclusiva del resentimiento; que la pobreza es obra tuya y la opresión algo que tú mismo construyes a tu alrededor. No dudo de las buenas intenciones de esas personas pero, en mi opinión, son peligrosos porque desvían la atención de ciertos niveles reales (como el físico, ambiental, legal, moral y socioeconómico, por ejemplo, en los que tanto trabajo debe realizarse todavía
En mi opinión, este tipo de creencias revisten las características inconfundibles de una visión mágica e infantil del mundo propia de los trastornos de la personalidad narcisista, entre los cuales se debe destacar la grandiosidad, la omnipotencia y el narcisismo. La idea de que los pensamientos no sólo influyen en la realidad sino que la crean son el corolario directo, a mi parecer, de la diferenciación incompleta de las fronteras del ego. En tal caso, los pensamientos y los objetos no están claramente diferenciados y, por consiguiente, desde ese punto de vista, manipular el pensamiento constituye una manera omnipotente y mágica de manipular el objeto.
Creo que la cultura hiperindividualista de Norteamérica (que alcanzó su cenit en la “década del yo”) fomentó la regresión a los niveles mágicos y narcisistas. Creo también (con Robert Bellah y Dick Anthony) que la aparición de estructuras sociales más cohesivas hizo que la gente volviera a sus propios recursos, lo cual también ayudó a reactivar las tendencias narcisistas.
Pero no debería entenderse con todo esto que estoy condenando globalmente a todo el movimiento “Nueva Era”. Después de todo se trata de una bestia multicéfala y posee aspectos (como la importancia de la intuición y la existencia de conciencia universal) que se basan en principios genuinamente místicos y transpersonales. Lo único que ocurre es que cualquier movimiento auténticamente transpersonal siempre congrega a su alrededor a un gran número de elementos prepersonales, simplemente porque ambos no son personales. Y es precisamente esta confusión, en mi opinión, entre el “pre” y el “trans”, la que constituye uno de los problemas fundamentales del movimiento de la “Nueva Era”. Veamos un ejemplo concreto basado en la investigación empírica. Durante las revueltas de Berkeley en protesta contra la guerra de Vietnam, un equipo de investigadores sometió a una muestra representativa de estudiantes al test de desarrollo moral de Kohlberg. De hecho, los estudiantes objetaron a la guerra su inmoralidad, pero ¿desde que nivel de desarrollo moral actuaban los estudiantes?.
El resultado de la investigación concluyó que sólo un pequeño porcentaje de
los estudiantes (alrededor del 20%) actuaban realmente desde las etapas postconvencionales (o transconvencionales), es decir, que sus objeciones no se basaban en las normas de ninguna sociedad concreta ni en un simple capricho personal sino en principios universales sobre el bien y el mal. Así pues, sus creencias sobre la guerra podían ser exactas o no pero su razonamiento moral se hallaba muy evolucionado.
La mayoría, sin embargo, de los protagonistas de la protesta (en torno al 80%) resultaron estar en la fase preconvencional, lo cual significa que su razonamiento moral se basaba en motivos personales fundamentalmente egoístas. Su rechazo a la guerra no se basaba en que fuera inmoral ni en que les preocupara realmente el pueblo vietnamita sino en que no querían que nadie les dijera lo que tenían que hacer. Sus motivos, por consiguiente, no eran universales ni sociales sino puramente egoístas. Y como era de esperar, apenas si había estudiantes que se hallaran en el nivel convencional (el nivel de “mi país, con razón o sin ella”), ya que este tipo de estudiantes no tenían motivo alguno para protestar.
El estudio, en otras palabras, concluía que un reducido número de estudiante verdaderamente post o transracionales congregó a su alrededor a un gran número de tipos preconvencionales sobre la base de que ambos grupos no eran convencionales.
Del mismo modo, creo que, en el movimiento de la “Nueva Era”, un pequeño porcentaje de elementos y principios auténticamente místicos, transpersonales o transracionales ha atraído a un número enorme de elementos prepersonales, mágicos y preracionales , simplemente porque ambos no son racionales, no convencionales y no ortodoxos.
Son estos elementos prepersonales y prerracionales, los que afirman, como lo hacían los estudiantes preconvencionales, que cuentan con la autoridad y el respaldo de una condición “superior”, cuando me temo que lo único que están haciendo sea justificar racionalmente una actitud meramente ombliguista. Como señala Jack Engler, se sienten atraídos por el misticismo transpersonal como una forma de racionalizar sus inclinaciones prepersonales. La clásica falacia “pre/trans”.
Coincido también con William Irwin Thompson en que un 20% del movimiento “Nueva Era” es traspersonal (trascendental y auténticamente místico) y un 80% es prepersonal (mágico y narcisista). Una manera sencilla de reconocer a los elementos transpersonales es que no les suele gustar que les califiquen de “Nueva Era”, ya que no tienen nada de “nuevo”, sino que su punto de vista es, por el contrario, perenne.
En el campo de la psicología transpersonal nos vemos obligados a diferenciarnos continuamente (obviamente de la manera más delicada y amable posible) de todo tipo de tendencia prepersonales, porque confieren a todo el campo una reputación “inconsistente y “boba”. No estamos en contra de las creencias prepersonales, lo único que ocurre es que tenemos dificultades en admitir esas creencias como si fueran transpersonales.
Nuestro amigos “inconsistentes” se ponen furiosos con nosotros porque suelen pensar que sólo hay dos actitudes en el mundo: la racional y la no racional y consideran, en consecuencia con su forma de pensar, que deberíamos unirnos a ellos en contra el campo racionalista. Pero en realidad, no existen dos sino tres actitudes diferentes: la prerracional, la racional y la transracional;y de hecho los Psicólogos trasnpersonales nos hallamos más cerca de los racionalistas que de los prerracionalistas. No hay que olvidar que: “ los niveles superiores trascienden pero incluyen a los inferiores”
que el espíritu es translógico, no antilógico y que no se limita a rechazar a la lógica sino que la adopta y va más allá de ella.
Cualquier principio transpersonal debe superar la prueba de la lógica y entonces ( y solo entonces) trascenderla con sus propias intuiciones adicionales. Me temo, pues, que algunas de las tendencias “inconcientes” de nuestro entorno no se hallen más allá de la lógica sino, por el contrario, más acá de ella.
Lo que nosotros estamos intentando hacer es separar los elementos auténticos, universales y “verificados en el laboratorio” del desarrollo místico, de aquellas otras tendencias más singulares, mágicas y narcisistas. Se trata de una tarea difícil y llena de trampas y no siempre la llevamos a cabo de la manera correcta. Los líderes en este campo son Jack Engler, Daniel Brwn, roger Wals, William Irwin Thompson y Jeremy Hayward.
*Tomado del libro “Gracia y Coraje” de Kent y Treya Wilber.
2) Por eso es extraordinariamente importante determinar el nivel, o niveles
(físico, emocional, mental o espiritual) en donde se origina la enfermedad.
3) Para el tratamiento principal (aunque no necesariamente exclusivo) de una determinada enfermedad resulta de capital importancia utilizar un procedimiento congruente, con el “mismo nivel” en el que el problema se manifiesta.
Es decir, intervenir físicamente en las enfermedades físicas, utilizar la terapia emocional para los trastornos emocionales, los métodos espirituales para las crisis espirituales, etcétera. En el caso de haber descubierto la presencia de una combinación de causa entonces también conviene desplegar una combinación pertinente de tratamientos.
4) Esto es algo sumamente importante porque si te equivocas en el diagnóstico y crees que el problemas se origina en un nivel superior al que realmente tiene lugar creas culpabilidad y si lo ubicas, en cambio, en un nivel inferior generas desesperación.
En ambos casos, el tratamiento será ineficaz y tendrá el inconveniente adicional de agobiar al paciente con el peso de la culpa o la desesperación que ocasiona un diagnóstico equivocado.
Si una persona es atropella por un autobús y le rompe una pierna, por ejemplo, nos encontraremos en presencia de enfermedad física que requerirá, por tanto, de los remedios físicos apropiados: volver a colocar el hueso en su lugar y enyesar la pierna; lo cual sería una intervención del “mismo nivel”. Pero, en un caso así, no resulta nada pertinente sentarse en medio de la calle y visualizar que la pierna se rehabilita sola. Esta, sin embargo, es una técnica propia del nivel mental, e ineficaz por tanto para resolver los problemas de tipo físico. Si, además, quienes te rodean te censuran diciendo que tus pensamientos fueron los que terminaron provocando ese accidente y que deberías ser capaz de solucionar el problema de la pierna recurriendo exclusivamente a tus pensamientos, lo único que ocurrirá es que te sentirás culpable, te harás reproches y perderás autoestima.Esa sería una manera sumamente inadecuada de mezclar niveles y tratamientos.
Por el contrario, la falta de autoestima debido a ciertos guiones interiorizados en la infancia que afirman que eres malo o incompetente, constituye un problema propio del nivel mental que exige una intervención adecuada al nivel mental, como la visualización o las afirmaciones, por ejemplo (una intervención, en definitiva, que se ocupa de reescribir los guiones personales, cosa de la que se ocupa, por ejemplo, la terapia cognitiva). En tal caso, recurrir a intervenciones propias del nivel físico (como tomar megavitaminas o cambiar la dieta alimenticia, por ejemplo) no resultará muy eficaz (a menos que padezcas también un desequilibrio vitamínico que agrave el problema). Pero si sólo utilizas recursos físicos, terminarás desesperándote porque el nivel del tratamiento que habrás elegido es simplemente inadecuado para tratar ese problema.
Así pues, el planteamiento general ante cualquier enfermedad debería comenzar tratando de determinar el nivel en el que se presentan la anomalías y procediendo desde abajo hacia arriba. Quiero decir que: primero habría que buscar las posibles causas físicas; luego habría que pasar a las posibles causas emocionales, después a las causas mentales y por último, habría también que pasar revista a las posibles causas espirituales.
Es muy importante que procedamos así porque hoy en día sabemos que muchas enfermedades cuyo origen se achacaban antiguamente a causas exclusivamente espirituales o psicológicas dependen de factores físicos o genéticos.
Antiguamente, por ejemplo, se creía que el asma se debía a una “madre asfixiante”, pero, hoy en día, se sabe que su origen y su aparición obedecen, en gran medida, a causas biofísicas. Algo parecido ocurre en el caso de la tuberculosis (que se explicaba como la consecuencia de una “personalidad destructiva”), o la gota ( el fruto de la debilidad moral) por ejemplo, así como la profusa creencia en una “personalidad propensa a la artritis” tampoco superó la prueba del tiempo. En cualquier caso, hay que ser muy conscientes de que todas estas interpretaciones no hacen más que generar culpabilidad en quienes padecen la enfermedad y que los tratamientos, por su parte, no funcionan en absoluto porque corresponden a un nivel inadecuado.
Con todo esto no quiero decir que los tratamientos propios de otros niveles no puedan ser muy importantes como factores auxiliares o coadyudantes porque está muy claro que complementariamente también pueden ser útiles. En el caso sencillo de la fractura de pierna, por ejemplo, las técnicas de relajación, visualización, las afirmaciones, la meditación y la psicoterapia, pueden, en caso necesario, ayudar a crear un ambiente más equilibrado en el que la curación física podrá producirse con mayor fácil y rapidez.
Una persona aquejada de una enfermedad grave puede beneficiarse de estas técnicas y experimentar cambios muy profundos, pero de eso a decir que contrajo la enfermedad por que requería de esos cambios es un absurdo. Eso sería los mismo que argumentar que, dado que la aspirina hace descender la fiebre, la fiebre se debe a una carencia de aspirina. Ahora bien, la mayor parte de las enfermedades no se originan en un nivel concreto y definido. Además, todo lo que ocurre en un determinado nivel o dimensión de la persona afecta, en mayor o menor medida, a todos los demás niveles.
Según la teoría de los sistemas, cuando un nivel inferior provoca efectos en los niveles superiores se habla de “causalidad ascendente” y cuando un nivel superior tiene efectos o influye sobre los niveles inferiores se habla, por el contrario, de “causalidad descendente”.Por consiguiente, la cuestión es:
¿cuánta causalidad descendente ejerce la mente (nuestros pensamientos y nuestras emociones) en la enfermedad física?Y la respuesta parece ser:
“Mucha más de la que anteriormente se pensaba pero mucho menos
de la que piensan los teóricos de la New Age”.
La nueva escuela de la Psiconeuroinmunología (PNI) ha encontrado evidencia convincente de que nuestros pensamientos y nuestras emociones influyen directamente en el sistema inmunológico. El efecto no es grande pero resulta claramente discernible. Esto, por supuesto, es lo que cabía esperar del axioma de que cada nivel, afecta a todos los demás aunque en un grado limitado. Pero la medicina empezó siendo una ciencia propia del nivel físico e ignoró la influencia de los niveles superiores en la génesis de una enfermedad física (“el fantasma en la máquina”). La PNI, por su parte, ha aportado el correctivo necesario, ofreciendo una visión más equilibrada. La mente puede afectar al cuerpo en un grado limitado pero no, por ello, insignificante.
En este sentido se ha descubierto que la imaginación y la visualización tal vez sean los ingredientes más importantes de la influencia (limitada pero no, por ello, insignificante) que la mente ejerce sobre el cuerpo y el sistema inmunológico ¿Pero por qué las imágenes? Si consideramos una versión ampliada de la Gran Cadena de ser (materia, sensación, percepción, impulso, imagen, símbolo, concepto, etcétera) podremos observar que las imágenes constituyen el nivel inferior ( y, por consiguiente, más primitivo de la mente), un estrato que se halla, por lo tanto, en contacto directo con las facetas superiores del cuerpo. En otras palabras, la imagen es el vínculo que conecta directamente a la mente con el cuerpo (con sus humores, sus impulsos, su bioenergía, etcétera). Así pues, nuestros pensamientos y conceptos superiores se pueden traducir hacia abajo en forma de imágenes sencillas y parece que estas imágenes ejercen una influencia limitada pero apreciable e inmediata sobre los sistemas corporales (por vía del afecto o del impulso, el siguiente estrato descendente).
A la vista de todo esto, parece que el estado psicológico desempeña un papel en toda enfermedad y estoy completamente de acuerdo en que ese componente debería aprovecharse al máximo, ya que, en una situación crítica, puede resultar decisivo para inclinar la balanza hacia el lado de la salud.
Pero esperar ese resultado en casos no tan evidentes constituye una flagrante ignorancia.
Por lo tanto, como escriben Steven Locke y Douglas Colligan en The healer within, toda enfermedad tiene un componente psicológico y, por consiguiente, los factores psicológicos no deberían desatenderse en ningún proceso curativo. Pero, prosiguen los autores, el problema es que la gente ha confundido el término psicosomático (que significa que un proceso de enfermedad físico puede verse afectado por factores psicológicos) con el de psicógeno (que significa que la enfermedad se debe exclusivamente a factores psicológicos).
Los autores afirman: “En un sentido estricto, bien podría decirse que toda enfermedad es psicosomática. Quizá haya llegado ya el momento de renunciar por completo al término “psicosomático”. Porque tanto al público como algunos médicos están utilizando el término psicosomático (que significa que la mente puede influir sobre la salud corporal) como un sinónimo de psicógénico (que significa que la mente puede provocar enfermedades en el cuerpo).Pero de este modo se pierde el verdadero significado de la enfermedad psicosomática.
Como sugiere Robert Ader: “No estamos hablando de la causa de la enfermedad sino de la interacción entre sucesos psicológicos, las habilidades de enfrentamiento y las condiciones biológicas preexistentes”.
Los mismos autores mencionan la existencia de otros factores, como la herencia, el estilo de vida, las drogas, la ubicación geográfica, la profesión, la edad y la personalidad. Es la interacción entre todos ellos ( a los que yo añadiría también los existenciales y espirituales) lo que parece influir en el origen y el desarrollo de una determinada enfermedad física. Aislar uno de ellos e ignorar a los demás constituye, pues, un exceso de simplificación que carece de sentido.
Entonces ¿de dónde proviene la idea “ Nueva Era” de que la mente, por sí sola, provoca y cura todo tipo de enfermedades físicas). Pues bien, después de todo, sus propagadores afirman que se asienta firmemente en las grandes tradiciones místicas y espirituales de todo el mundo. Pero aquí, en mi opinión, pisan un terreno muy resbaladizo. Según Jeanne Achterberg, autora de Imagery in healing (un libro que recomiendo encarecidamente ), el origen de esa noción se remonta históricamente a las escuelas del Nuevo Pensamiento, o del Pensamiento Metafísico, que se desarrollaron a partir de una lectura (distorsionada de Emerson y Thoreau de Nueva Inglaterra) quienes basaron gran parte de su obra en el misticismo oriental.
Pero este tipo de escuelas, entre las cuales cabe destacar a la Ciencia Cristiana, parecen confundir el acertado concepto de que “La Divinidad lo crea todo” con la noción errónea de que
“Como soy uno con Dios, yo lo creo todo”. Esta postura, comete dos errores con respecto a los cuales creo que hubieran discrepado decididamente tanto Emerson cono Thoreau. Por una parte, que Dios es un padre que interviene en su creación, en lugar de su Realidad, Mismidad o Condición y, por la otra, que tu ego es uno con ese Dios padre y que, por consiguiente, puede intervenir y manipular el universo que le rodea. Pero en las tradiciones místicas no he encontrado absolutamente nada que permita sostener tales afirmaciones.
En mi opinión, pues, ni la versión primitiva del karma ni las enseñanzas más evolucionadas prestan el menor apoyo a estos conceptos tan barajados por la “Nueva Era”.Entonces ¿de dónde proviene esa noción?. A partir de ese punto expondré mi propia teoría sobre el origen de este tipo de creencias. No voy a relacionarme compasivamente con el sufrimiento causado por esas nociones sino que voy a intentar encasillarlas, clasificarlas y elaborar teorías sobre ellas, porque pienso que algunas de ellas son peligrosas y deben ser atajas a tiempo, aunque sólo sea para evitar que sigan ocasionando más sufrimiento.
Quiero aclarar que mis comentarios no van dirigidos a esa gran mayoría de personas que cree de manera inocente, ingenua e inocua en esas ideas, sino más bien a los líderes de este movimiento: individuos que imparten seminarios sobre crear tu propia realidad, que organizan talleres en los que se enseña por ejemplo, que el cáncer es una consecuencia exclusiva del resentimiento; que la pobreza es obra tuya y la opresión algo que tú mismo construyes a tu alrededor. No dudo de las buenas intenciones de esas personas pero, en mi opinión, son peligrosos porque desvían la atención de ciertos niveles reales (como el físico, ambiental, legal, moral y socioeconómico, por ejemplo, en los que tanto trabajo debe realizarse todavía
En mi opinión, este tipo de creencias revisten las características inconfundibles de una visión mágica e infantil del mundo propia de los trastornos de la personalidad narcisista, entre los cuales se debe destacar la grandiosidad, la omnipotencia y el narcisismo. La idea de que los pensamientos no sólo influyen en la realidad sino que la crean son el corolario directo, a mi parecer, de la diferenciación incompleta de las fronteras del ego. En tal caso, los pensamientos y los objetos no están claramente diferenciados y, por consiguiente, desde ese punto de vista, manipular el pensamiento constituye una manera omnipotente y mágica de manipular el objeto.
Creo que la cultura hiperindividualista de Norteamérica (que alcanzó su cenit en la “década del yo”) fomentó la regresión a los niveles mágicos y narcisistas. Creo también (con Robert Bellah y Dick Anthony) que la aparición de estructuras sociales más cohesivas hizo que la gente volviera a sus propios recursos, lo cual también ayudó a reactivar las tendencias narcisistas.
Pero no debería entenderse con todo esto que estoy condenando globalmente a todo el movimiento “Nueva Era”. Después de todo se trata de una bestia multicéfala y posee aspectos (como la importancia de la intuición y la existencia de conciencia universal) que se basan en principios genuinamente místicos y transpersonales. Lo único que ocurre es que cualquier movimiento auténticamente transpersonal siempre congrega a su alrededor a un gran número de elementos prepersonales, simplemente porque ambos no son personales. Y es precisamente esta confusión, en mi opinión, entre el “pre” y el “trans”, la que constituye uno de los problemas fundamentales del movimiento de la “Nueva Era”. Veamos un ejemplo concreto basado en la investigación empírica. Durante las revueltas de Berkeley en protesta contra la guerra de Vietnam, un equipo de investigadores sometió a una muestra representativa de estudiantes al test de desarrollo moral de Kohlberg. De hecho, los estudiantes objetaron a la guerra su inmoralidad, pero ¿desde que nivel de desarrollo moral actuaban los estudiantes?.
El resultado de la investigación concluyó que sólo un pequeño porcentaje de
los estudiantes (alrededor del 20%) actuaban realmente desde las etapas postconvencionales (o transconvencionales), es decir, que sus objeciones no se basaban en las normas de ninguna sociedad concreta ni en un simple capricho personal sino en principios universales sobre el bien y el mal. Así pues, sus creencias sobre la guerra podían ser exactas o no pero su razonamiento moral se hallaba muy evolucionado.
La mayoría, sin embargo, de los protagonistas de la protesta (en torno al 80%) resultaron estar en la fase preconvencional, lo cual significa que su razonamiento moral se basaba en motivos personales fundamentalmente egoístas. Su rechazo a la guerra no se basaba en que fuera inmoral ni en que les preocupara realmente el pueblo vietnamita sino en que no querían que nadie les dijera lo que tenían que hacer. Sus motivos, por consiguiente, no eran universales ni sociales sino puramente egoístas. Y como era de esperar, apenas si había estudiantes que se hallaran en el nivel convencional (el nivel de “mi país, con razón o sin ella”), ya que este tipo de estudiantes no tenían motivo alguno para protestar.
El estudio, en otras palabras, concluía que un reducido número de estudiante verdaderamente post o transracionales congregó a su alrededor a un gran número de tipos preconvencionales sobre la base de que ambos grupos no eran convencionales.
Del mismo modo, creo que, en el movimiento de la “Nueva Era”, un pequeño porcentaje de elementos y principios auténticamente místicos, transpersonales o transracionales ha atraído a un número enorme de elementos prepersonales, mágicos y preracionales , simplemente porque ambos no son racionales, no convencionales y no ortodoxos.
Son estos elementos prepersonales y prerracionales, los que afirman, como lo hacían los estudiantes preconvencionales, que cuentan con la autoridad y el respaldo de una condición “superior”, cuando me temo que lo único que están haciendo sea justificar racionalmente una actitud meramente ombliguista. Como señala Jack Engler, se sienten atraídos por el misticismo transpersonal como una forma de racionalizar sus inclinaciones prepersonales. La clásica falacia “pre/trans”.
Coincido también con William Irwin Thompson en que un 20% del movimiento “Nueva Era” es traspersonal (trascendental y auténticamente místico) y un 80% es prepersonal (mágico y narcisista). Una manera sencilla de reconocer a los elementos transpersonales es que no les suele gustar que les califiquen de “Nueva Era”, ya que no tienen nada de “nuevo”, sino que su punto de vista es, por el contrario, perenne.
En el campo de la psicología transpersonal nos vemos obligados a diferenciarnos continuamente (obviamente de la manera más delicada y amable posible) de todo tipo de tendencia prepersonales, porque confieren a todo el campo una reputación “inconsistente y “boba”. No estamos en contra de las creencias prepersonales, lo único que ocurre es que tenemos dificultades en admitir esas creencias como si fueran transpersonales.
Nuestro amigos “inconsistentes” se ponen furiosos con nosotros porque suelen pensar que sólo hay dos actitudes en el mundo: la racional y la no racional y consideran, en consecuencia con su forma de pensar, que deberíamos unirnos a ellos en contra el campo racionalista. Pero en realidad, no existen dos sino tres actitudes diferentes: la prerracional, la racional y la transracional;y de hecho los Psicólogos trasnpersonales nos hallamos más cerca de los racionalistas que de los prerracionalistas. No hay que olvidar que: “ los niveles superiores trascienden pero incluyen a los inferiores”
que el espíritu es translógico, no antilógico y que no se limita a rechazar a la lógica sino que la adopta y va más allá de ella.
Cualquier principio transpersonal debe superar la prueba de la lógica y entonces ( y solo entonces) trascenderla con sus propias intuiciones adicionales. Me temo, pues, que algunas de las tendencias “inconcientes” de nuestro entorno no se hallen más allá de la lógica sino, por el contrario, más acá de ella.
Lo que nosotros estamos intentando hacer es separar los elementos auténticos, universales y “verificados en el laboratorio” del desarrollo místico, de aquellas otras tendencias más singulares, mágicas y narcisistas. Se trata de una tarea difícil y llena de trampas y no siempre la llevamos a cabo de la manera correcta. Los líderes en este campo son Jack Engler, Daniel Brwn, roger Wals, William Irwin Thompson y Jeremy Hayward.
*Tomado del libro “Gracia y Coraje” de Kent y Treya Wilber.
sábado, 14 de mayo de 2011
Gregg Braden El Poder de la auto sanación
A continuación tres asombrosos experimentos con el ADN que prueban las cualidades de
autosanación del mismo en consonancia con los sentimientos de la persona, como fue
reportado recientemente por Gregg Braden en su programa titulado Sanando
Corazones/Sanado Naciones: La Ciencia de La paz y el Poder de La Plegaria.
Gregg Braden empezó como científico e ingeniero antes de que se formulara las grandes
preguntas.
EXPERIMENTO #1 El primer experimento fue realizado por el Dr. Vladimir Poponin un biólogo cuántico. En este
experimento se comenzó por vaciar un recipiente ( es decir se creo un vacío en su interior) y
luego lo único que se dejó dentro fueron fotones (partículas de luz). Se midió la distribución
de estos fotones y se encontró que estaban distribuidas aleatoriamente dentro del
recipiente. Este era el resultado esperado.
Entonces se coloco dentro del recipiente una muestra de ADN y la localización de los fotones
se midió de nuevo. En esta ocasión los fotones se ORGANIZARON EN LÍNEA junto al ADN. En
otras palabras el ADN físico produjo un efecto en los no físicos fotones.
Después de esto la muestra de ADN fue removida del recipiente y la distribución de los
fotones fue nuevamente medida. Los fotones PERMANECIERON ORDENADOS y alineados en
donde había estado el ADN. ¿ A que están conectadas las partículas de luz?
Gregg Braden dice que estamos impelidos a aceptar la posibilidad de que existe un NUEVO
campo de energía y que el ADN se está comunicando con los fotones por medio de este
campo.
EXPERIMENTO # 2 Este experimento fue llevado a cabo por los militares. Se recogió una muestra de leucocitos
(células sanguíneas blancas) de un número de donantes. Estas muestras se colocaron en una
habitación equipada con un equipo de medición de los cambios eléctricos. En este
experimento el donante era colocado en una habitación y sometido a "estímulos
emocionales" consistentes en vídeo clips que generaban emociones en el donante. El ADN era
colocado en un lugar diferente al del donante, pero en el mismo edificio. Ambos donante y
su ADN eran monitoreados y cuando el donante mostraba sus altos y bajos emocionales
(medidos en ondas eléctricas) el ADN expresó RESPUESTAS IDÉNTICAS Y AL MISMO TIEMPO. No
hubo lapso y tiempo retraso de transmisión. Los altos y bajos del ADN COINCIDIERON
EXACTAMENTE con loa altos y bajos del donante.
Los militares querían saber cuan lejos podían separar al donante de su ADN y continuar
observando ese efecto. Ellos pararon de hacer pruebas al llegar a una separación de 80
Kilómetros entre el ADN y su donante y continuaron teniendo el MISMO resultado. Sin lapso y
sin retraso de transmisión.
El ADN y el donante tuvieron las mismas respuestas al mismo tiempo. ¿Qué significa esto?
Gregg Braden dice que esto significa que las células vivas se reconocen por una forma de
energía no reconocida con anterioridad. Esta energía no se ve afectada ni por la distancia ni
por el tiempo. Esta no es una forma de energía localizada, es una energía que existe en
todas partes y todo el tiempo.
EXPERIMENTO #3 El tercer experimento fue realizado por el Instituto Heart Math y el documento que lo
soporta tiene este título: Efectos locales y no locales de frecuencias coherentes del corazón
y cambios en la conformación del ADN ( No se fijen en el titulo, la información es increíble)
Este experimento se relaciona directamente con la situación con el antrax. En este
experimento se tomo el ADN de placenta humana ( la forma más prístina de ADN) y fue
colocado en un recipiente donde se podía medir los cambios del mismo. Se distribuyeron 28
muestras en tubos de ensayo al mismo número de investigadores previamente entrenados.
Cada investigador había sido entrenado a generar y SENTIR sentimientos, y cada uno de ellos
podían tener fuertes emociones.
Lo que se descubrió fue que el ADN CAMBIO DE FORMA de acuerdo a los sentimientos de los investigadores. 1. Cuando los investigadores sintieron gratitud, amor y aprecio, al ADN respondió RELAJÁNDOSE y sus filamentos estirándose. El ADN se hizo más largo. 2. Cuando los investigadores SINTIERON rabia, miedo o estrés, el ADN respondió
APRETÁNDOSE. Se hizo mas corto y APAGÓ muchos de los códigos. ¿Alguna vez se han sentido
"descargados" por emociones negativas? ahora saben porque sus cuerpos también se
descargan. Los códigos del ADN se conectaron de nuevo cuando los investigadores tuvieron
sentimientos de amor, alegría, gratitud y aprecio.
Este experimento fue posteriormente aplicado a pacientes con VIH positivos. Ellos
descubrieron que los sentimientos de amor, gratitud y aprecio crearon 300.000 veces mayor
RESPUESTA INMUNE que la que tuvieron sin ellos. Así que aquí tenemos una respuesta que nos
puede ayudar a permanecer con salud, sin importar cuan dañino sea el virus o la bacteria
que este flotando alrededor. Manteniendo los sentimientos de alegría, amor, gratitud y
aprecio.
Estos cambios emocionales fueron más allá de ser efectos electromagnéticos. Los individuos
entrenados para sentir amor profundo fueron capaces de cambiar la forma de su ADN. Gregg
Braden dice que esto ilustra una nueva forma de energía que conecta toda la creación. Esta
energía parece ser una RED TEJIDA ESTRECHAMENTE que conecta toda la materia.
Esencialmente podemos influenciar esa red de creación por medio de nuestra VIBRACIÓN.
RESUMEN: ¿Que tiene que ver los resultados de estos experimentos con nuestra situación presente? Esta es la ciencia que nos permite escoger una línea de tiempo que nos permite estar a salvo, no importa lo que pase. Como Gregg explica en su libro El Efecto de Isaías, básicamente el
tiempo no es solo lineal (pasado, presente y futuro) sino también profundidad. La
profundidad del tiempo consiste en todas las líneas de tiempo y de oración que puedan ser
pronunciadas o que existan. Esencialmente, sus oraciones ya han sido respondidas.
Simplemente activamos la que estamos viviendo por medio de nuestros SENTIMIENTOS.
ASÍ es como creamos nuestra realidad, al escogerla con nuestros sentimientos. Nuestros
sentimientos están activando la línea de tiempo por medio de la red de creación, que
conecta la energía y materia del universo.
Recuerda que la ley del Universo es que atraemos aquello en lo que nos enfocamos. Si te
enfocas en temer cualquier cosa sea la que venga, estas enviando un fuerte mensaje al
Universo para que te envíe aquello a lo que le temes. En cambio si te puedes mantener con
sentimientos de alegría, amor, aprecio o gratitud y enfocarte en traer mas de eso a tu vida
automáticamente vas a evadir lo negativo.
Estarías escogiendo una LINEA DE TIEMPO diferente con estos sentimientos. Pueden prevenir el contagiarse de antrax o cualquier otra gripe o virus, permaneciendo en estos sentimientos positivos que mantiene un sistema inmune extraordinariamente fuerte. Así que esta es una protección para lo que venga: Busca algo por lo cual estar alegre todos los días, cada hora si es posible, momento a momento, aunque sea unos pocos minutos. Esta es la más fácil y mejor de las protecciones que puedes tener.
autosanación del mismo en consonancia con los sentimientos de la persona, como fue
reportado recientemente por Gregg Braden en su programa titulado Sanando
Corazones/Sanado Naciones: La Ciencia de La paz y el Poder de La Plegaria.
Gregg Braden empezó como científico e ingeniero antes de que se formulara las grandes
preguntas.
EXPERIMENTO #1 El primer experimento fue realizado por el Dr. Vladimir Poponin un biólogo cuántico. En este
experimento se comenzó por vaciar un recipiente ( es decir se creo un vacío en su interior) y
luego lo único que se dejó dentro fueron fotones (partículas de luz). Se midió la distribución
de estos fotones y se encontró que estaban distribuidas aleatoriamente dentro del
recipiente. Este era el resultado esperado.
Entonces se coloco dentro del recipiente una muestra de ADN y la localización de los fotones
se midió de nuevo. En esta ocasión los fotones se ORGANIZARON EN LÍNEA junto al ADN. En
otras palabras el ADN físico produjo un efecto en los no físicos fotones.
Después de esto la muestra de ADN fue removida del recipiente y la distribución de los
fotones fue nuevamente medida. Los fotones PERMANECIERON ORDENADOS y alineados en
donde había estado el ADN. ¿ A que están conectadas las partículas de luz?
Gregg Braden dice que estamos impelidos a aceptar la posibilidad de que existe un NUEVO
campo de energía y que el ADN se está comunicando con los fotones por medio de este
campo.
EXPERIMENTO # 2 Este experimento fue llevado a cabo por los militares. Se recogió una muestra de leucocitos
(células sanguíneas blancas) de un número de donantes. Estas muestras se colocaron en una
habitación equipada con un equipo de medición de los cambios eléctricos. En este
experimento el donante era colocado en una habitación y sometido a "estímulos
emocionales" consistentes en vídeo clips que generaban emociones en el donante. El ADN era
colocado en un lugar diferente al del donante, pero en el mismo edificio. Ambos donante y
su ADN eran monitoreados y cuando el donante mostraba sus altos y bajos emocionales
(medidos en ondas eléctricas) el ADN expresó RESPUESTAS IDÉNTICAS Y AL MISMO TIEMPO. No
hubo lapso y tiempo retraso de transmisión. Los altos y bajos del ADN COINCIDIERON
EXACTAMENTE con loa altos y bajos del donante.
Los militares querían saber cuan lejos podían separar al donante de su ADN y continuar
observando ese efecto. Ellos pararon de hacer pruebas al llegar a una separación de 80
Kilómetros entre el ADN y su donante y continuaron teniendo el MISMO resultado. Sin lapso y
sin retraso de transmisión.
El ADN y el donante tuvieron las mismas respuestas al mismo tiempo. ¿Qué significa esto?
Gregg Braden dice que esto significa que las células vivas se reconocen por una forma de
energía no reconocida con anterioridad. Esta energía no se ve afectada ni por la distancia ni
por el tiempo. Esta no es una forma de energía localizada, es una energía que existe en
todas partes y todo el tiempo.
EXPERIMENTO #3 El tercer experimento fue realizado por el Instituto Heart Math y el documento que lo
soporta tiene este título: Efectos locales y no locales de frecuencias coherentes del corazón
y cambios en la conformación del ADN ( No se fijen en el titulo, la información es increíble)
Este experimento se relaciona directamente con la situación con el antrax. En este
experimento se tomo el ADN de placenta humana ( la forma más prístina de ADN) y fue
colocado en un recipiente donde se podía medir los cambios del mismo. Se distribuyeron 28
muestras en tubos de ensayo al mismo número de investigadores previamente entrenados.
Cada investigador había sido entrenado a generar y SENTIR sentimientos, y cada uno de ellos
podían tener fuertes emociones.
Lo que se descubrió fue que el ADN CAMBIO DE FORMA de acuerdo a los sentimientos de los investigadores. 1. Cuando los investigadores sintieron gratitud, amor y aprecio, al ADN respondió RELAJÁNDOSE y sus filamentos estirándose. El ADN se hizo más largo. 2. Cuando los investigadores SINTIERON rabia, miedo o estrés, el ADN respondió
APRETÁNDOSE. Se hizo mas corto y APAGÓ muchos de los códigos. ¿Alguna vez se han sentido
"descargados" por emociones negativas? ahora saben porque sus cuerpos también se
descargan. Los códigos del ADN se conectaron de nuevo cuando los investigadores tuvieron
sentimientos de amor, alegría, gratitud y aprecio.
Este experimento fue posteriormente aplicado a pacientes con VIH positivos. Ellos
descubrieron que los sentimientos de amor, gratitud y aprecio crearon 300.000 veces mayor
RESPUESTA INMUNE que la que tuvieron sin ellos. Así que aquí tenemos una respuesta que nos
puede ayudar a permanecer con salud, sin importar cuan dañino sea el virus o la bacteria
que este flotando alrededor. Manteniendo los sentimientos de alegría, amor, gratitud y
aprecio.
Estos cambios emocionales fueron más allá de ser efectos electromagnéticos. Los individuos
entrenados para sentir amor profundo fueron capaces de cambiar la forma de su ADN. Gregg
Braden dice que esto ilustra una nueva forma de energía que conecta toda la creación. Esta
energía parece ser una RED TEJIDA ESTRECHAMENTE que conecta toda la materia.
Esencialmente podemos influenciar esa red de creación por medio de nuestra VIBRACIÓN.
RESUMEN: ¿Que tiene que ver los resultados de estos experimentos con nuestra situación presente? Esta es la ciencia que nos permite escoger una línea de tiempo que nos permite estar a salvo, no importa lo que pase. Como Gregg explica en su libro El Efecto de Isaías, básicamente el
tiempo no es solo lineal (pasado, presente y futuro) sino también profundidad. La
profundidad del tiempo consiste en todas las líneas de tiempo y de oración que puedan ser
pronunciadas o que existan. Esencialmente, sus oraciones ya han sido respondidas.
Simplemente activamos la que estamos viviendo por medio de nuestros SENTIMIENTOS.
ASÍ es como creamos nuestra realidad, al escogerla con nuestros sentimientos. Nuestros
sentimientos están activando la línea de tiempo por medio de la red de creación, que
conecta la energía y materia del universo.
Recuerda que la ley del Universo es que atraemos aquello en lo que nos enfocamos. Si te
enfocas en temer cualquier cosa sea la que venga, estas enviando un fuerte mensaje al
Universo para que te envíe aquello a lo que le temes. En cambio si te puedes mantener con
sentimientos de alegría, amor, aprecio o gratitud y enfocarte en traer mas de eso a tu vida
automáticamente vas a evadir lo negativo.
Estarías escogiendo una LINEA DE TIEMPO diferente con estos sentimientos. Pueden prevenir el contagiarse de antrax o cualquier otra gripe o virus, permaneciendo en estos sentimientos positivos que mantiene un sistema inmune extraordinariamente fuerte. Así que esta es una protección para lo que venga: Busca algo por lo cual estar alegre todos los días, cada hora si es posible, momento a momento, aunque sea unos pocos minutos. Esta es la más fácil y mejor de las protecciones que puedes tener.
SUERTE
Una historia china: habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él, y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe? Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?». Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?». Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?...
domingo, 1 de mayo de 2011
Biografía: Sri Nisargadatta Maharaj
Nunca olvidaré una frase suya: «Hubo una época en que me consideraba a mí mismo un ser humano varón, casado y con hijos; entonces me encontré con mi Gurú y bajo su iniciación e instrucción llegué a saber que yo soy el Brahman».
Sri Nisargadatta Maharaj «nació» en Bombay como Maruti Shivrampant Kampli, en el mes de marzo de 1897 y murió de un cáncer de garganta el 8 de Septiembre de 1981, a la edad de 84 años. Su nacimiento coincidió con el auspicioso día de Hanuman Jayanti; de ahí el nombre de Maruti. La infancia del joven Maruti pasó en Kandalgaon, un poblado a alguna distancia de Bombay, al cual su padre se había trasladado en el «año de la plaga». Maharaj decía que su recuerdo personal más antiguo era quizás ser llevado sobre los hombros de su padre, dirigiéndose hacia una colina mientras el sol se asomaba sobre la cima. Con el curso del tiempo, los ingresos de la granja fueron insuficientes para mantener a la familia. Después de la muerte de su padre en 1915, primero el hijo mayor, y después Maruti mismo, tuvieron que volver a Bombay para ganarse el sustento de la familia.
Maruti comenzó su carrera como dependiente en una empresa privada, pero con su temperamento independiente y emprendedor, pronto se estableció por cuenta propia. (Una de las muchas coincidencias que he estado notando desde el inicio de mi relación con Maharaj es que, inmediatamente después de que yo hubiera escrito este párrafo particular —de hecho al día siguiente— aconteció que Maharaj mencionó que él era tan independiente por naturaleza que nunca pudo soportar presión de ninguna clase por parte de nadie: «Mejor un día de independencia que toda una vida sin libertad» —me dijo con una sonrisa de inteligencia).
Maruti Kampli comenzó su aventura en los negocios con una tienda donde hacían y vendían bidis (cigarrillos hechos a mano), y en un período relativamente corto llegó a ser el propietario de ocho de tales tiendas. En 1924 se casó. Tuvo cuatro hijos —un hijo y tres hijas. La prosperidad económica no pudo aportar a Maruti mucho contento. El ambiente profundamente religioso, la tradición ritualista de la familia en general y su temprana relación en Kandalgaon con un instruido Brahmín llamado Vishnu Gore, habían encendido en él, a una edad muy temprana, las inevitables preguntas concernientes a las relaciones entre el Hombre, el Mundo exterior y Dios.
Infancia, juventud, matrimonio, progenie —Maruti vivió la vida monótona y sin acontecimientos de un hombre común hasta su mediana edad, sin ningún atisbo de la santidad que había de seguir. Entre sus amigos de este periodo, había uno, Yashwantrao Bagkar, que era discípulo de Sri Siddharameshwar Maharaj del Navanath Sampradaya (rama del hinduísmo relacionada a la filosofía Advaita). Bagkar era muy consciente de la sincera e intensa búsqueda de Maruti por la Verdad, y un día decidió llevarlo a su Gurú. En palabras de Maharaj: «Bagkar prácticamente me forzó a acompañarle cuando fue a visitar a Sri Siddharameshwar Maharaj. Incluso él mismo compró la tradicional guirnalda de flores que el discípulo coloca alrededor del cuello del Gurú». Poco después, Maruti recibió la iniciación de su Gurú y prosiguió sus actividades espirituales con un celo y una determinación innatas, hasta que culminaron en su logro de la realización (iluminación). Esto aconteció entre 1933 y 1936.
Sri Siddharameshwar entró en Mahasamadhi en 1936. Al año siguiente, Sri Nisargadatta Maharaj decidió de repente abandonar a su familia y sus prósperos negocios y peregrinar por todo el país. Después de visitar varios lugares y templos sagrados en la India del Sur y hallándose ya en camino hacia el Norte a fin de pasar el resto de su vida en los Himalayas, se encontró con un condiscípulo suyo. Tras discutir con él, Sri Nisargadatta llegó a la conclusión de que tales peregrinaciones no eran realmente necesarias y que era mucho más significativo llevar una vida activa de acción desapasionada. Cuando Maharaj regresó a Bombay, encontró que todas sus tiendas, excepto una, se habían perdido, pero tranquilamente decidió que era suficiente para sus necesidades mundanas. Desde entonces, todo ha acontecido espontáneamente, nada ha sido hecho con intención deliberada o esfuerzo consciente.
Cuando se sentaba en su tienda de bidis atendiendo su negocio tranquila y eficientemente, algunos amigos venían a verle y la conversación giraba siempre sobre el mismo tema, Paramartha —el significado último. Estas conversaciones llegaron a ser tan populares, que siempre había una pequeña multitud fuera de la pequeña tienda escuchando sus perlas de sabiduría. Así pues, cuando su hijo fue capaz de hacerse cargo de la tienda, Maharaj se retiró al altillo que, para su uso personal, había construido sobre su casa, y que asumió desde entonces la sacralidad de un ashram.
Maharaj en la entrada a su pequeño departamento en Bombay.
Ocasionalmente Maharaj hace referencia al momento de la muerte y a cómo una experiencia que es traumática para una persona ordinaria, se convierte en motivo de gran éxtasis para el Jnani. A veces dice que sabe esto debido a que ha presenciado su propia muerte. Yo hice algunas indagaciones y éste es el incidente al cual aparentemente se refiere:
Hace algunos años, solía celebrarse todos los domingos por la tarde un programa de Bhajans en la residencia de Sri Bhainath Maharaj (Sri Sabnis), uno de los condiscípulos de Maharaj, y Maharaj asistía invariablemente. Un domingo, un discípulo de Maharaj pasó a por él para llevarlo a la residencia de Sri Sabnis, y encontró a Maharaj muy enfermo en la cama, y a los miembros de la familia muy inquietos. Maharaj no quería que ningún médico lo examinara: sugirió que el discípulo se fuera a la casa de Sri Sabnis y le dijera que continuara con el programa habitual. Pero el discípulo no se movió del lado de Maharaj, y por último llegó Sri Sabnis para averiguar qué había pasado. Maharaj insistió en que Sri Sabnis y el discípulo regresaran y completaran el programa de Bhajans usual. Ellos obedecieron a su pesar, pero volvieron tan pronto como terminaron los Bhajans junto con varios discípulos más. Grande fue su contento cuando encontraron a Maharaj sentado y muy mejorado. Unos pocos días después, en una de sus conversaciones, Maharaj contó que aquella tarde estuvo en realidad presenciando su propia muerte, y que había sido un momento de éxtasis.
Enseñanza de Maharaj
Maharaj aclara a menudo que aquellos que llegan a él con la esperanza de un consejo que pueda reportarles beneficio material, alivio físico o solaz mental se desilusionarán, pues él nunca discute tales temas. Quizás por esto no se ha convertido en un Gurú «popular». Quienes esperan una confirmación de sus conceptos o formas de religión favoritos no solamente se desilusionarán, sino que incluso pueden sentirse agraviados y frustrados por algunas de las frases de Maharaj.
¿Qué enseña Maharaj entonces? Como a menudo él mismo dice, todo lo que hace es presentarnos un espejo espiritual en el cual podamos, si queremos hacerlo seriamente, ver nuestra verdadera imagen. Si nos aventuramos a hacerlo, su enseñanza básica podría, quizás, resumirse como sigue: El universo entero (Mahadakash) existe sólo en la consciencia (Chidakash), mientras que el Jnani tiene su morada en lo Absoluto (Paramakash). En lo Absoluto —eseidad pura— no hay consciencia de «yo soy» y es anterior a los pensamientos y a las palabras. Luego, sin ninguna razón aparente, de manera espontánea la consciencia se convierte en existencia. En la consciencia el mundo aparece y desaparece. Todo lo que es, es Mí mismo, todo lo que es, es Mío. Antes de todos los comienzos, después de todos los finales, Yo Soy. Acontezca lo que acontezca, Yo debo estar aquí para presenciarlo. Por lo tanto, no es que el mundo no exista, el mundo aparece en la consciencia, la cual es la totalidad de lo conocido en la inmensidad de lo no conocido. Lo que comienza y acaba es mera apariencia. Del mundo puede decirse que aparece pero no que es.
Maharaj nos dice que siempre que un individuo sueña, tiene la experiencia del mundo creándose en la consciencia. Cuando una persona no está plenamente despierta y la consciencia meramente se mueve, entonces sueña; y en su sueño, en esa minúscula mota de consciencia, en una fracción de segundo, se crea un mundo entero exactamente similar al mundo de la vigilia, y en ese mundo se ven la tierra, el sol, colinas y ríos, y gentes —incluido el soñador mismo— comportándose exactamente como en el mundo de la vigilia. Mientras la persona está soñando el mundo del sueño es muy real: sus experiencias —tanto de placer como de dolor— son extremadamente realistas. Pero una vez que se despierta, la totalidad del sueño se sumerge en la consciencia dentro de la cual se originó. «En el estado de vigilia —dice Maharaj—, el mundo emerge debido a la ignorancia (Maya) y nos introduce en un estado de sueño-despierto. Tanto sueño profundo como vigilia son nombres erróneos, pues en ambos usted está sólo soñando; sueña que está despierto o sueña que está dormido. Sólo el Jnani conoce el verdadero despertar y el verdadero dormir. Vea todo como un sueño y permanezca fuera de él… El principal punto que hay que entender es que usted ha proyectado sobre usted mismo un mundo de su propia imaginación, basado en recuerdos, deseos y temores, y que usted se ha apresado a usted mismo en él. Dése usted cuenta de eso, rompa el hechizo y sea libre».
Maharaj resume repetidamente su enseñanza pidiendo a sus oyentes que vayan más allá de sus palabras, «Regrese a su Origen y more en él». El Origen es la Realidad, nuestro verdadero estado, antes de la llegada de la consciencia, cuando no hay necesidades de ningún tipo, el estado antes de la ilusión de los aconteceres: concepción, nacimiento, desarrollo de la vida y, finalmente, la muerte del cuerpo. «Usted» está siempre separado de todo este «acontecer», meramente presenciándolo.
«Saber con una convicción definitiva —dice Maharaj— que usted no está en el cuerpo ni en la mente, aunque es presenciador de ambos, es ya conocerse a sí mismo. La liberación no es una cuestión de adquirir algo, sino una cuestión de fe y de convicción de que usted ha sido siempre libre, y una cuestión de coraje para actuar de acuerdo con esta convicción. No hay nada que cambiar; únicamente cuando la idea misma de cambio se ve como falsa, lo sin cambio puede mostrarse por sí mismo».
El enfoque de las enseñanzas de Maharaj suele sorprender a sus oyentes. Por ejemplo, sobre el tema del amor lo habitual ha sido siempre decir que no puede haber progreso espiritual sin amor hacia los demás. Este planteamiento podría ser fácilmente motivo de frustración para el buscador honesto que sabe que él no ama —ni puede amar— a los demás como a sí mismo. Qué alivio, por lo tanto, oír decir a Maharaj: «Sea sincero con su propio ser real. Ámese a usted mismo absolutamente. No pretenda que usted ama a los demás como a usted mismo. A menos que usted se haya dado cuenta de que los demás son uno con usted mismo, no podrá amarlos. No pretenda ser lo que usted no es, no se niegue a ser lo que usted es. Su amor por los demás es el resultado del autoconocimiento, no su causa».
Y finalmente, qué alentador escuchar a Maharaj decir: «Lo que usted ha aprendido aquí es una semilla. Aparentemente podrá olvidarlo. Pero esa semilla vivirá, y a su debido tiempo brotará, crecerá, y dará flores y frutos. Todo acontecerá por sí mismo. Usted no necesita hacer nada: solamente, no lo impida».
Ramesh S. Balsekar
31 de marzo de 1980
Sri Nisargadatta Maharaj «nació» en Bombay como Maruti Shivrampant Kampli, en el mes de marzo de 1897 y murió de un cáncer de garganta el 8 de Septiembre de 1981, a la edad de 84 años. Su nacimiento coincidió con el auspicioso día de Hanuman Jayanti; de ahí el nombre de Maruti. La infancia del joven Maruti pasó en Kandalgaon, un poblado a alguna distancia de Bombay, al cual su padre se había trasladado en el «año de la plaga». Maharaj decía que su recuerdo personal más antiguo era quizás ser llevado sobre los hombros de su padre, dirigiéndose hacia una colina mientras el sol se asomaba sobre la cima. Con el curso del tiempo, los ingresos de la granja fueron insuficientes para mantener a la familia. Después de la muerte de su padre en 1915, primero el hijo mayor, y después Maruti mismo, tuvieron que volver a Bombay para ganarse el sustento de la familia.
Maruti comenzó su carrera como dependiente en una empresa privada, pero con su temperamento independiente y emprendedor, pronto se estableció por cuenta propia. (Una de las muchas coincidencias que he estado notando desde el inicio de mi relación con Maharaj es que, inmediatamente después de que yo hubiera escrito este párrafo particular —de hecho al día siguiente— aconteció que Maharaj mencionó que él era tan independiente por naturaleza que nunca pudo soportar presión de ninguna clase por parte de nadie: «Mejor un día de independencia que toda una vida sin libertad» —me dijo con una sonrisa de inteligencia).
Maruti Kampli comenzó su aventura en los negocios con una tienda donde hacían y vendían bidis (cigarrillos hechos a mano), y en un período relativamente corto llegó a ser el propietario de ocho de tales tiendas. En 1924 se casó. Tuvo cuatro hijos —un hijo y tres hijas. La prosperidad económica no pudo aportar a Maruti mucho contento. El ambiente profundamente religioso, la tradición ritualista de la familia en general y su temprana relación en Kandalgaon con un instruido Brahmín llamado Vishnu Gore, habían encendido en él, a una edad muy temprana, las inevitables preguntas concernientes a las relaciones entre el Hombre, el Mundo exterior y Dios.
Infancia, juventud, matrimonio, progenie —Maruti vivió la vida monótona y sin acontecimientos de un hombre común hasta su mediana edad, sin ningún atisbo de la santidad que había de seguir. Entre sus amigos de este periodo, había uno, Yashwantrao Bagkar, que era discípulo de Sri Siddharameshwar Maharaj del Navanath Sampradaya (rama del hinduísmo relacionada a la filosofía Advaita). Bagkar era muy consciente de la sincera e intensa búsqueda de Maruti por la Verdad, y un día decidió llevarlo a su Gurú. En palabras de Maharaj: «Bagkar prácticamente me forzó a acompañarle cuando fue a visitar a Sri Siddharameshwar Maharaj. Incluso él mismo compró la tradicional guirnalda de flores que el discípulo coloca alrededor del cuello del Gurú». Poco después, Maruti recibió la iniciación de su Gurú y prosiguió sus actividades espirituales con un celo y una determinación innatas, hasta que culminaron en su logro de la realización (iluminación). Esto aconteció entre 1933 y 1936.
Sri Siddharameshwar entró en Mahasamadhi en 1936. Al año siguiente, Sri Nisargadatta Maharaj decidió de repente abandonar a su familia y sus prósperos negocios y peregrinar por todo el país. Después de visitar varios lugares y templos sagrados en la India del Sur y hallándose ya en camino hacia el Norte a fin de pasar el resto de su vida en los Himalayas, se encontró con un condiscípulo suyo. Tras discutir con él, Sri Nisargadatta llegó a la conclusión de que tales peregrinaciones no eran realmente necesarias y que era mucho más significativo llevar una vida activa de acción desapasionada. Cuando Maharaj regresó a Bombay, encontró que todas sus tiendas, excepto una, se habían perdido, pero tranquilamente decidió que era suficiente para sus necesidades mundanas. Desde entonces, todo ha acontecido espontáneamente, nada ha sido hecho con intención deliberada o esfuerzo consciente.
Cuando se sentaba en su tienda de bidis atendiendo su negocio tranquila y eficientemente, algunos amigos venían a verle y la conversación giraba siempre sobre el mismo tema, Paramartha —el significado último. Estas conversaciones llegaron a ser tan populares, que siempre había una pequeña multitud fuera de la pequeña tienda escuchando sus perlas de sabiduría. Así pues, cuando su hijo fue capaz de hacerse cargo de la tienda, Maharaj se retiró al altillo que, para su uso personal, había construido sobre su casa, y que asumió desde entonces la sacralidad de un ashram.
Maharaj en la entrada a su pequeño departamento en Bombay.
Ocasionalmente Maharaj hace referencia al momento de la muerte y a cómo una experiencia que es traumática para una persona ordinaria, se convierte en motivo de gran éxtasis para el Jnani. A veces dice que sabe esto debido a que ha presenciado su propia muerte. Yo hice algunas indagaciones y éste es el incidente al cual aparentemente se refiere:
Hace algunos años, solía celebrarse todos los domingos por la tarde un programa de Bhajans en la residencia de Sri Bhainath Maharaj (Sri Sabnis), uno de los condiscípulos de Maharaj, y Maharaj asistía invariablemente. Un domingo, un discípulo de Maharaj pasó a por él para llevarlo a la residencia de Sri Sabnis, y encontró a Maharaj muy enfermo en la cama, y a los miembros de la familia muy inquietos. Maharaj no quería que ningún médico lo examinara: sugirió que el discípulo se fuera a la casa de Sri Sabnis y le dijera que continuara con el programa habitual. Pero el discípulo no se movió del lado de Maharaj, y por último llegó Sri Sabnis para averiguar qué había pasado. Maharaj insistió en que Sri Sabnis y el discípulo regresaran y completaran el programa de Bhajans usual. Ellos obedecieron a su pesar, pero volvieron tan pronto como terminaron los Bhajans junto con varios discípulos más. Grande fue su contento cuando encontraron a Maharaj sentado y muy mejorado. Unos pocos días después, en una de sus conversaciones, Maharaj contó que aquella tarde estuvo en realidad presenciando su propia muerte, y que había sido un momento de éxtasis.
Enseñanza de Maharaj
Maharaj aclara a menudo que aquellos que llegan a él con la esperanza de un consejo que pueda reportarles beneficio material, alivio físico o solaz mental se desilusionarán, pues él nunca discute tales temas. Quizás por esto no se ha convertido en un Gurú «popular». Quienes esperan una confirmación de sus conceptos o formas de religión favoritos no solamente se desilusionarán, sino que incluso pueden sentirse agraviados y frustrados por algunas de las frases de Maharaj.
¿Qué enseña Maharaj entonces? Como a menudo él mismo dice, todo lo que hace es presentarnos un espejo espiritual en el cual podamos, si queremos hacerlo seriamente, ver nuestra verdadera imagen. Si nos aventuramos a hacerlo, su enseñanza básica podría, quizás, resumirse como sigue: El universo entero (Mahadakash) existe sólo en la consciencia (Chidakash), mientras que el Jnani tiene su morada en lo Absoluto (Paramakash). En lo Absoluto —eseidad pura— no hay consciencia de «yo soy» y es anterior a los pensamientos y a las palabras. Luego, sin ninguna razón aparente, de manera espontánea la consciencia se convierte en existencia. En la consciencia el mundo aparece y desaparece. Todo lo que es, es Mí mismo, todo lo que es, es Mío. Antes de todos los comienzos, después de todos los finales, Yo Soy. Acontezca lo que acontezca, Yo debo estar aquí para presenciarlo. Por lo tanto, no es que el mundo no exista, el mundo aparece en la consciencia, la cual es la totalidad de lo conocido en la inmensidad de lo no conocido. Lo que comienza y acaba es mera apariencia. Del mundo puede decirse que aparece pero no que es.
Maharaj nos dice que siempre que un individuo sueña, tiene la experiencia del mundo creándose en la consciencia. Cuando una persona no está plenamente despierta y la consciencia meramente se mueve, entonces sueña; y en su sueño, en esa minúscula mota de consciencia, en una fracción de segundo, se crea un mundo entero exactamente similar al mundo de la vigilia, y en ese mundo se ven la tierra, el sol, colinas y ríos, y gentes —incluido el soñador mismo— comportándose exactamente como en el mundo de la vigilia. Mientras la persona está soñando el mundo del sueño es muy real: sus experiencias —tanto de placer como de dolor— son extremadamente realistas. Pero una vez que se despierta, la totalidad del sueño se sumerge en la consciencia dentro de la cual se originó. «En el estado de vigilia —dice Maharaj—, el mundo emerge debido a la ignorancia (Maya) y nos introduce en un estado de sueño-despierto. Tanto sueño profundo como vigilia son nombres erróneos, pues en ambos usted está sólo soñando; sueña que está despierto o sueña que está dormido. Sólo el Jnani conoce el verdadero despertar y el verdadero dormir. Vea todo como un sueño y permanezca fuera de él… El principal punto que hay que entender es que usted ha proyectado sobre usted mismo un mundo de su propia imaginación, basado en recuerdos, deseos y temores, y que usted se ha apresado a usted mismo en él. Dése usted cuenta de eso, rompa el hechizo y sea libre».
Maharaj resume repetidamente su enseñanza pidiendo a sus oyentes que vayan más allá de sus palabras, «Regrese a su Origen y more en él». El Origen es la Realidad, nuestro verdadero estado, antes de la llegada de la consciencia, cuando no hay necesidades de ningún tipo, el estado antes de la ilusión de los aconteceres: concepción, nacimiento, desarrollo de la vida y, finalmente, la muerte del cuerpo. «Usted» está siempre separado de todo este «acontecer», meramente presenciándolo.
«Saber con una convicción definitiva —dice Maharaj— que usted no está en el cuerpo ni en la mente, aunque es presenciador de ambos, es ya conocerse a sí mismo. La liberación no es una cuestión de adquirir algo, sino una cuestión de fe y de convicción de que usted ha sido siempre libre, y una cuestión de coraje para actuar de acuerdo con esta convicción. No hay nada que cambiar; únicamente cuando la idea misma de cambio se ve como falsa, lo sin cambio puede mostrarse por sí mismo».
El enfoque de las enseñanzas de Maharaj suele sorprender a sus oyentes. Por ejemplo, sobre el tema del amor lo habitual ha sido siempre decir que no puede haber progreso espiritual sin amor hacia los demás. Este planteamiento podría ser fácilmente motivo de frustración para el buscador honesto que sabe que él no ama —ni puede amar— a los demás como a sí mismo. Qué alivio, por lo tanto, oír decir a Maharaj: «Sea sincero con su propio ser real. Ámese a usted mismo absolutamente. No pretenda que usted ama a los demás como a usted mismo. A menos que usted se haya dado cuenta de que los demás son uno con usted mismo, no podrá amarlos. No pretenda ser lo que usted no es, no se niegue a ser lo que usted es. Su amor por los demás es el resultado del autoconocimiento, no su causa».
Y finalmente, qué alentador escuchar a Maharaj decir: «Lo que usted ha aprendido aquí es una semilla. Aparentemente podrá olvidarlo. Pero esa semilla vivirá, y a su debido tiempo brotará, crecerá, y dará flores y frutos. Todo acontecerá por sí mismo. Usted no necesita hacer nada: solamente, no lo impida».
Ramesh S. Balsekar
31 de marzo de 1980
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