martes, 28 de junio de 2011

¿¿Realmente quieres ser Libre…??

Cada mañana, al abrir los ojos, la oportunidad de seguir viviendo comienza de nuevo, reanudamos el viaje, como peregrinos en este espacio-tiempo, caminando hacia ese objetivo que por no saber donde encontrarlo, buscamos desesperadamente.


En nuestros itinerarios nos encontramos a cada momento con distintas alternativas, en cruces de caminos en los que una dirección, excluye a las otras posibles, y justo en ese instante, empieza la aventura, justo en ese instante entra en juego LA ECUACIÓN DE DECISIÓN.



Tomamos decisiones en base a aquello que nos están mostrando nuestros cinco sentidos, pero aquello que se muestra ante ti, tan real, es el resultado de tus decisiones en el pasado, y si no nos gusta lo que vemos, habremos de preguntarnos a nosotros mismos y sólo a nosotros mismos, quién en mi tomó esas decisiones?. ¿Quién en mi, está tomando decisiones?.

¿Las decisiones las toma mi verdadero yo, mi yo profundo, el que tiene en cuenta mis verdaderos sentimientos, o bien las toma en mi, el ego?, entendido éste como la programación que gradualmente se va instalando en nuestra mente desde niños, para responder a las exigencias de una sociedad que no siempre es la idónea, para responder a las expectativas de otros egos, la programación del miedo, entendido éste como el mayor obstáculo que me impide conectar con los sentimientos de mi yo profundo, con mis verdaderos sentimientos. ¿Quién en mi está decidiendo?


¿Tomas decisiones desde un estado de paz interior o tomas decisiones desde un estado interno sutil y gradualmente alterado por el miedo?, ¿en qué lado de la jaula estás?, estás aún dentro de la jaula del ego?, sólo tú, y nadie más que tú en la intimidad de tu espacio interno, puede responder con sinceridad.

¿Cuáles son los barrotes de la jaula? El miedo y todos sus derivados, por ejemplo, la ira, la agresividad, ¿ No es la ira o la agresividad una forma de “defendernos” de aquello que nos produce miedo?.

En este cruce del camino de nuestro itinerario de vida, la pregunta clave qué solo nosotros hemos de preguntarnos porque sólo nosotros podemos respondernos con sinceridad a nosotros mismos es:

¿¿ Realmente quiero ser Libre??

En este momento cósmico que hemos tenido la oportunidad de vivir, en este momento del espacio-tiempo, la cuestión clave que en la intimidad de nuestros sentimientos más profundos, podemos formularnos a nosotros mismos es:

¿QUIERO SER LIBRE???


Sólo a ti, concierne tu respuesta.







Al silenciar el ego, nuestros sentimientos más profundos se expresan, estos sentimientos que tantas veces hemos relegado para cumplir con las exigencias de roles y expectativas sociales del ego, que en la sinceridad de nuestro interior, reconocemos que nos hacen infelices.







Sin embargo, cada día, en cada amanecer, nacemos de nuevo, porque cada amanecer trae consigo otra oportunidad para decidir cuál es el rumbo que ha de tomar nuestra vida.



Como peregrinos que se dirigen, a veces, a no sabemos donde, estamos en ese punto del camino que muestra ante nosotros dos opciones: continuar en la jaula del ego porque nos de miedo la responsabilidad que implica ser libre, o bien acceder, mediante tu ecuación de decisión, a la llave maestra que te libera de la prisión del ego y te permite desde tu libertad interior, SER.


Por unos instantes, guarda silencio, escuchando tan sólo tu respiración, sintiendo el latido de tu corazón, el aliento de vida que hay ti…

Ahora siente… siente la energía silenciosa que hay en ti, la que hacer latir tu corazón, la que te conecta con la vida.

Sólo siente, con gratitud, la presencia invisible de energía que en este momento, mientras lees, sigue regalandote un instante tras otro de vida.

Visualiza esta energía en forma de luz radiante, que te inunda de PAZ, de ARMONÍA.

Por unos instantes, enfocate en esta radiación que está en tu corazón, guarda silencio, cierra los ojos, y PERMITE QUE SE EXPRESE, Y QUE SE EXPANDA EN TI…
Has accedido a tu estado interior que está más allá del espacio-tiempo, al estado que nada ni nadie puede arrebatarte. El estado en el que eres dueño de ti mismo, al que puedes acceder ejerciendo tu ecuación de decisión. En ti está la llave maestra.

Hay quienes solamente perciben como real aquello que nos muestran nuestros cinco sentidos, nuestra vista, nuestro oído, tacto… Al mirarte en el espejo, ¿puedes ver, oír, tocar, oler tus pensamientos y/o tus sentimientos?

No, lo que ves en el espejo es tu aspecto exterior. ¿ Y si alguien se pone ante ti, puede ver, oír, saborear,… tus sentimientos? No, sólo ve el aspecto exterior de ti, filtrado por sus propios, creencias y expectativas acerca de ti.

Sin embargo tus sentimientos son reales, existen, aunque con los cinco sentidos no puedan percibirse. Lo más importante de tu vida, lo más profundo de ti, TUS SENTIMIENTOS, no pueden ser percibidos por los sentidos, sin embargo, en ningún momento puedes dudar de que existan en ti.

Tus sentimientos no están en la realidad material que te muestran tus cinco sentidos, Lo más valioso para ti, lo que de verdad es realmente valioso, no se encuentra en el escenario material sino en ese mágico espacio interno que hay en ti. ¿Cómo sabes aquello que quieres y aquello que no quieres?Por como te hace sentir.

Entonces el sentimiento es el lenguaje que usas para comunicarte contigo mismo. Es el verdadero código de información que te revela en cada momento lo que realmente quieres. Es tu lenguaje interno con el que sólo puedes comunicarte contigo mismo/a con una absoluta sinceridad, porque no puedes ocultarte a ti mismo/a lo que verdaderamente sientes. Puedes ocultarlo y/o disfrazarlo ante otros, pero nunca, ante ti mismo.

Son estos, los sentimientos más profundos que hay en ti, los que te permiten expresarte con libertad, y los que te permiten ser feliz. ¿Qué ocurre con el miedo?, el miedo bloquea e impide que te expreses con libertad, bloquea y sabotea tu felicidad. Además hace que sentimientos profundos como el Amor y todos sus derivados (compasión, armonía, gratitud…) fluyan libremente. El miedo es el inhibidor de tu libertad. Si no eres tu quien se expresa libremente desde tus sentimientos más profundos, ¿quien lo hace?. Asume el mando el ego, la programación sutil impuesta desde otros parámetros que no son los de tu verdadero yo. El sentimiento profundo nos permite seguir percibiendo la realidad que nos muestran los cinco sentidos, pero además nos conecta con otra realidad que está más allá de los cinco sentidos, y que no está bajo los límites del espacio-tiempo.

Y esa conexión se produce exactamente en ese lugar dentro de ti, al que sólo tú puedes acceder. Tu tienes la llave de acceso. ¿Cuando es que nos sentimos realmente felices?, cuando realmente sabemos que este que se expresa ahora SI SOY YO. Nos sentimos más felices que nunca cuando sentimos Amor, cuando el sentimiento de Amor, con todos sus derivados, fluye libremente en nosotros, sin el bloqueo y la inhibición del miedo, entonces si SOY YO. ¿A quien le das el poder en ti?, ¿ al miedo o al Amor?,¿quién decide en ti?, el miedo o el Amor?. ¿Tu voluntad está al servicio del miedo o del Amor?. Esta es la verdadera ECUACIÓN DE DECISIÓN. Y esta decisión sólo tu puedes tomar por ti, y sólo yo puedo tomar por mi, pero al hacerlo estamos creando nuestro futuro en el presente, y sólo tu decides si sigues en la jaula del miedo, o fluyes libremente con Amor. ¿Cuál es tu ECUACIÓN DE DECISIÓN?

Julia Jiménez (División DKG) StarviewerTeam International 2011.

Viajando en el tiempo: El teletransporte matricial.

I.Cambiar el futuro y el pasado. (Viajar en el tiempo).

Si deseas cambiar el futuro, debes vivir el presente en un continuo, liberando la retención de energía de las pérdidas asociadas al dolor del pasado y así fluir en la energía del presente con un profundo sentimiento de amor incondicional.

De esta forma, las consecuencias de la creación de tu presente, serán la materialización permanente de aquellas realidades que en el pasado no pudiste crear.

Así, generando la energía del pensamiento del continuo presente, eternamente estás cambiando el pasado desde cada escenario futuro.

II.-¿Pero cómo podemos modificar la materia?

Si deseas modificar la materia tienes que aprehender a cambiar tu energía de emisión, transformando la señal que recibes y percibes como amenaza en el presente, en señales de oportunidad para tu futuro.

III.-Resolviendo tu ecuación de decisión.

Cuando la vida te coloque en una encrucijada de caminos incompatibles entre sí, elige siempre aquél que parece menos evidente aunque suponga el reto más incierto. Si decides el que parece más obvio, llegarás antes al destino inmediato y perderás el resto de destinos que verdaderamente anhelas, paralizando así tu decisión, al bloquear la energía en el fin inmediato.

Nunca dejes que el miedo te impida tomar decisiones complejas, pues sobre cien decisiones posibles, la apariencia de una decisión segura y acertada, es la privación de las 99 alternativas restantes que se superponen de forma inexorable y antagónica a tu elección materialista.

Nunca tomes decisiones inmediatas por miedo al futuro, diseña sistemas escalares en el tiempo de decisión a medio y largo plazo, sin miedo a las experiencias del pasado. Cuanto más compleja sea tu decisión, más sencilla será la energía necesaria para resolver tu problema.

IV.-La distancia más corta entre dos puntos, nunca es la recta.

Recuerda bien que la distancia más corta entre dos puntos nunca es la recta, ya que los puntos siempre están en un contexto de infinitos puntos que dejamos de ver en el momento en el que linealizamos la distancia, sacando de contexto esos puntos del conjunto total.










StarViewerTeam International 2011.

jueves, 16 de junio de 2011

Que Dios Bendiga esta Crisis

La contracción puede ser una bendición

Hemos ido de ida por la vida sin darnos cuenta que nos alejábamos peligrosamente de nosotros mismos. Esta crisis es una feliz oportunidad para regresar a lo que es de veras esencial: nuestra propia humanidad.




Como una glaciación que congeló la expansión desordenada llegó, en la década de los años 30, la recesión de la economía mundial. En nuestros días el crecimiento artificial, jalonado por la invasividad de la competencia y de la guerra, se congela de nuevo, como diciéndonos que la contracción es sólo aquello que sucede a la expansión. En las crisis despertamos, de las emergencias, emergemos. Si no nos resistimos al cambio podemos en verdad crecer.

Y ¿Qué tal si no nos resistimos a contraernos? Tal vez así la crisis podría convertirse en una preciosa oportunidad para regresar a nosotros mismos y, a través de este ocaso, reconocer la belleza de nuestra noche interna. Estamos a tiempo para concebirnos de nuevo. Para reinventarnos. En esta contracción puede suceder lo que de veras vale para ser: una expansión interior, un encender el corazón, para que la tierra sea hogar y hoguera.

¿Regresamos?
Si….de una vez por todas, sin resistencias, regresemos. Si después de cada expansión el corazón no se pudiera contraer, no sería posible nuestra vida. Si en la matriz del caos no se gestara el nuevo orden, la evolución no sería posible. Sin un camino de retorno la vida pierde su sentido. Regresar por los caminos recorridos, para encontrar adentro el lugar donde un día nos perdimos, es ahora necesario. Escuchemos la voz de la necesidad, para reconocer que no hay cosecha sin semilla.

Perdimos el contacto con lo esencial cuando confundimos ser y tener, vivir y consumir, existir y cosechar. Perdimos la conciencia de la esencia cuando convertimos la existencia en una estrategia para crecer cuantitativamente. Perdimos el rumbo cuando nuestro intelecto se alejó de nuestro centro y, así, sin corazón, nuestro crecimiento fue tan externo como peligroso. La macroeconomía iba muy bien, claro está, la apariencia era fantástica, pero no había un soporte interior, y como un castillo de naipes, una tras otro fueron cayendo las aparentemente invulnerables fortalezas. Porque no tenían corazón.

El corazón de la vida se expande y se contrae. Las expansiones indefinidas no son posibles, pues la misma vida se renueva por la muerte, y el devenir evolutivo hace que todos los caminos conduzcan de nuevo hasta nosotros mismos. En todo caso, más tarde o más temprano, regresamos sobre nuestros propios pasos. Cada paso es una huella, un surco en la tierra de la vida, donde sembramos las semillas de nuestras acciones. Y un día regresamos, para constatar que la calidad de la cosecha es el resultado de la siembra.

Y ¿Qué hemos sembrado? La ilusión de una libertad sin responsabilidad. El espejismo de la exclusividad. La confusa idea de ser para tener, que nos ha llevado a la ilusión de creer que es esencia la apariencia. Sembramos ya no el Dios universal del amor sino un pequeño Dios, a imagen y semejanza de nuestros pequeños intereses. Hemos sembrado la semilla de la competencia y nos hemos perdido la cosecha humana del compartir. Hemos sembrado la semilla de la posesividad y nos hemos perdido la cosecha de la fraternidad. Sembramos para saciar nuestros sentidos y cosechamos el vacío del sentido. Hemos sembrado la esperanza en los valores de la bolsa mientras se desvalorizaban las acciones de nuestra propia humanidad. Invertimos en seguros de vida que sólo nos podían asegurar la muerte.

Lo esencial no es el fruto de nuestras acciones, lo verdaderamente sustancial son las semillas. Lo esencial no es producir, ni cosechar, ni mucho menos consumir. Lo esencial, esa siembra verdadera que determina la calidad de nuestras cosechas, es lo que damos de todo corazón. En ello nos jugamos la felicidad.

Una cultura es un cultivo, y para cultivar la nueva tierra, hemos de cultivar nuestra propia tierra, la de nuestro cuerpo, la de nuestra energía. Hemos de cultivar la tierra de nuestras relaciones humanas, pues de ella nace toda economía. Hemos de cultivar la tierra de todas nuestras religiones para que todas sean religiones del amor y el amor sea nuestra verdadera religión.

Cuando, alrededor de sus cuarenta años de vida, las águilas maduras no pueden utilizar ya ni su pico ni sus garras retorcidas, destruyen el pico envejecido golpeándolo contra las rocas. Después de un largo ayuno crece un nuevo pico con el que se arrancan de raíz las plumas viejas y las inservibles garras. Con su equipaje renovado las águilas emprenden el vuelo de una nueva vida. ¿Qué tal si renunciáramos a nuestra desmedida ambición que es como la avidez envejecida del pico y de las garras? Es tiempo de emprender el vuelo del alma humana para contemplar la unidad del plan del que somos parte. Es el tiempo de revisar la economía, pero no sólo la de las relaciones entre los gobiernos y la banca, sino también nuestra economía cotidiana, para renunciar, para saber perder sin perdernos, para desechar, también nosotros todos, la ilusión neoliberal de una expansión ilimitada.

Restauremos la economía dando nueva vida a las cosas humildes y sencillas. Barrer, escarbar la tierra, recoger las hojas secas, garrapatear de nuevo el poema que había matado nuestra prisa. Mirarnos a los ojos sin temor. Cultivar en presente la confianza, para que en el horizonte de la vida se dibuje un nuevo amanecer. Cuando a nuestra vida vuelva la humildad sencilla de ser lo que somos, seguro habrá más tiempo, tendremos tiempo, seremos tiempo. Seremos cultores de la nueva tierra y no simplemente cultos. No temamos, no nos caeremos de nosotros. A lo mejor toquemos fondo, pero no hay nada más peligroso que las olas superficiales, cuando no tenemos el ancla del ser en el fondo de nosotros. Más allá de la incertidumbre, en el reino de las profundidades, el tener se disuelve en el propio ser, y ya nada se puede perder.

Caen las acciones. Ascienden sin un segundo de retraso las mareas y el reloj cósmico marca nuestro tránsito por la constelación de Acuario. No se quedó la tierra en Piscis. Caen por enésima vez los indicadores de la bolsa de valores, pero aún la savia asciende en busca de la luz. Se alteran los ciclos de la economía pero la tierra gira sobre si misma cada veinticuatro horas, y alrededor del sol, justamente en los trescientos sesenta cinco días del reloj solar. ¿Vemos oscuro el porvenir y queremos refugiarnos en el pasado? Entonces, hay una solución posible. Disolvernos en esa naturaleza que es la nuestra. Revolvernos. Resolvernos, para que comience el presente, ese tiempo interior indelegable en que podemos ser como nosotros. Y regresar a la madre, a la tierra, al surco, a la luz interior de nuestro recóndito fuego. Encontrar la belleza sencilla de lo esencial. Revelar de la apariencia su vanidad sin sustancia y sin sentido. Tal vez en esta crisis de sentido podamos cambiar de dirección, para volver por el camino de nosotros mismos. Se puede ganar perdiendo. Se puede perder ganando. Cuando no nos resistimos a perder el lastre del no ser, revelamos la siempre alegra y sencilla la levedad del ser. Cuando la cosecha nos hace olvidar de las semillas perdemos la magia del sembrador. Si la abundancia nos hace olvidar que el dar es nuestra siembra, esa abundancia sólo será el primer paso a la miseria.

Que Dios bendiga esta crisis. Que en el surco de nuestra tierra herida sembremos ahora las mejores semillas. Las de la tolerancia y la flexibilidad. Las de la humildad y la de la sencillez. Y, sobre todo, la semilla de la autenticidad, para que seamos lo que somos de verdad, y nuestra economía, nuestras relaciones y nuestra vida no estén, ya nunca más, soportadas en la mentira



Jorge Carvajal P.

Es hora de reinventarse

¡ Cuántos kilómetros de carreteras atestadas para ir al trabajo, para regresar de trabajar, para ir el fin de semana al campo y volver tan cansados el Domingo ! ¡ Cuántos días de trabajo ahorrados para ir a a las playas atiborradas y regresar más fatigados, empobrecidos e intoxicados. ¡ Uff … qué pobreza nos trae esto que llamamos desarrollo !

¿Tiene sentido seguir por el mundo así, repetidos, programados, inconscientes, apenas sobreviviendo ? ¿Tiene sentido estar tan hiperdespiertos como confundidos, tan autómatas como activos ? Tiene sentido esta conciencia inconsistente, esta incoherencia de ser humanos en estado casi vegetativo? ¿Tiene sentido vivir tan presentes en la prisa como ausentes de la pausa, de nosotros y del alma?



Decía León de Greif en un poema que aún resuena en el alma como un lamento: " vendo mi vida, cambio mi vida, de todos modos la llevo perdida…" ¿Será que la vida se vende, se cambia, se pierde? Hay vida en la corriente fluida que cambia y se renueva permanentemente; lo demás, es el estanque turbio de la rutina, el disfraz de una lenta muerte. Y los disfraces se cambian, se compran, se venden y hasta se pierden. Pero no se pierde la vida, cuando la vida es de verdad lo que la vida es: un torrente de agua fresca que un día no lejano se convertirá en océano.



Me miro en el espejo de la vida de Alfonso Díaz Granados, el chamán de Arquía que un día los misioneros bautizaron en español, sin que sus nombres y apellidos lograran perturbar su esencia. Miro de nuevo en su mirada la calma imperturbable de quien siente la caricia de la madre tierra bajo sus pies descalzos y bebe del agua que aún es agua y baja cantando de la montaña. Entonces siento la necesidad de caminar sin prisa respirando la vida que respira en el parque, descubriendo el milagro anónimo de todos los árboles. Vuelvo a orar al escuchar la bella oración de los pájaros con sus vuelos y sus cantos… y así vuelvo a volar, a desplegar las alas desde la prisión de la rutina para reencantar la vida. Vuelvo a soñar la vida, que es la forma más bella de reinventarla.



Cada seis segundo muere una persona de hambre. Casi treinta mil por día y la mitad son niños. ¿Qué hemos hecho por su vida? Mientras ellos mueren, nos quejamos, nos miramos el ombligo, catastrofizamos los pequeños dramas, y perdemos la conexión solidaria del alma humana.. La vida es creadora. Es creativa. Vivamos esta vida. Vivimos cuando nos inventamos y nos inventamos cuando nos entregamos. Reinventemos nuestro modo de vivir, saboreando la abundancia de la solidaridad, esa apoteosis del ser que sabe que su misma esencia es la del dar. Darse es la mejor forma de reinventarse: fluir sin resistencias como el agua, como el poema, como la sonrisa. Como la misma vida.



Jorge Carvajal P.

UN CHISTE

Un paciente va a su medico, este le receta un medicamento, y el paciente paga 50 euros por la consulta.
Va a la farmacia, compra el medicamento y paga los 50 euros que cuesta. Cuando llega a su casa, un amigo le sorprende tirando las pastillas por el retrete, y le pregunta que es lo que esta haciendo.
El paciente responde: Fui al medico y le pague la consulta porque el tiene que vivir. Luego me fui a la farmacia y compre las pastillas porque el farmaceutico tambien tiene que vivir.
Y ahora las tiro por el retrete, porque yo tambien tengo que vivir.